La vuelta al mundo de los apóstoles de un ex Mecano - Alfa y Omega

La vuelta al mundo de los apóstoles de un ex Mecano

José María Cano ha expuesto su personal Apostolado en Estados Unidos, Portugal y hasta este domingo en la sacristía de la catedral de Toledo, lugares donde su obra ha convivido y dialogado con la de artistas de la talla de Velázquez, Zurbarán o El Greco

Fran Otero
Uno de los apóstoles de José María Cano en la sacristía de la catedral de Toledo. Al fondo, ‘El Expolio’ de El Greco. Foto: H. Fraile

Allá por 2015, José María Cano, conocido fundamentalmente por ser uno de los fundadores del grupo musical Mecano –aunque con una trayectoria musical y artística mucho más amplia–, comenzó a retratar a los apóstoles según las personas que se iba encontrando en el camino, entre ellas muchos conocidos suyos e incluso su hijo Daniel. Quería mostrar la virtud y la característica de cada apóstol, su significado moral y espiritual.

Empezó poco a poco, sin una fecha marcada para rematar la serie, aunque la llamada del Museo de Arte de San Diego (Estados Unidos) para montar una exposición individual en conexión con otra titulada Arte e Imperio. El Siglo de Oro en España aceleró el proceso. Y hasta allí llevó, a mediados del año pasado, su versión moderna de los apóstoles, que convivieron con obras de, entre otros artistas, Velázquez, El Greco, Rubens y Murillo. Luego, entre finales de 2019 y principios de 2020, pasó por Lisboa, donde estuvieron expuestos en el Museo Nacional de Arte Antiguo junto al Apostolado de Francisco de Zurbarán. Y hasta este domingo, 1 de marzo, en la sacristía de la catedral de Toledo, donde ha entrado en diálogo con El Greco y sus apóstoles. Un «diálogo singular», según se explica en el panel introductorio de la exposición, entre la obra de dos artistas con evidentes diferencias de formato y de estilo, pero cuya convivencia espacial y temporal «permite establecer conexiones iconológicas entre esas figuras separadas por más de 400 años».

Tanto es así que unas y otras parecen interactuar de verdad, pues los apóstoles miran hacia arriba como si buscaran a los de El Greco, que devuelven la mirada.

La obra de Cano es muy expresiva gracias a la profundidad y el relieve que le imprime el haber utilizado la encáustica, una técnica pictórica milenaria en la que se utilizan fundamentalmente ceras. Pero sus figuras aparecen sin referencias iconográficas clásicas. «Tenía una idea de qué representar y los amigos que tenían una fisonomía que podían representar aquella virtud o característica personal relacionada con la espiritualidad fueron las personas que fui pintando», confesó durante la puesta de largo de la exposición.

«Celebro ser cristiano»

«De los apóstoles tampoco sabemos tanto. De la relación entre ellos y Jesús no sabemos más que lo que cuenta el Evangelio. Sabemos que aquí estamos nosotros. Sabemos que la catedral de Toledo existe y es enorme, que España existe por el cristianismo», añadió. De hecho, defendió la herencia cristiana en nuestra sociedad, algo que, en su opinión, hay que valorar independientemente de que uno sea más o menos creyente: «No hay nadie en su sano juicio que pueda cuestionar que el cristianismo es un humanismo extraordinariamente bello». Y los apóstoles, siguió, son «el hilo conductor».

Foto: H. Fraile

Para el artista, estos fueron, en realidad, responsables de que la fe de Jesucristo «se mantuviera viva» a pesar de la persecución. «Estos señores generaron la dinámica que hoy nos trae aquí. Hoy es un día especial. Celebro estar aquí, estar vivo. Celebro ser cristiano. Espero que Dios los bendiga mucho», dijo entonces.

Según Rosa Martínez, la curadora de la muestra –prefiere esta palabra a la de comisaria– y exdirectora de la Bienal de Venecia, una de las aportaciones del artista tiene que ver con la convivencia entre el arte del pasado y el del presente. Así, los apóstoles de El Greco y de José María Cano muestran que «esas figuras del pasado tienen mucho sentido hoy». Martínez, que también comisarió la exposición de Lisboa, insiste: «Para él, cada apóstol representa una de esas virtudes como motor, como elemento que le hace crecer en la vida, pero, sobre todo, está buscando cómo traer al presente esos caminos de búsqueda espiritual».

Por su parte, el deán de la catedral de Toledo, Juan Miguel Ferrer, ve en Cano una gran capacidad para «reconstruir la personalidad de cada uno», a pesar de los pocos datos que hay sobre los apóstoles. En su opinión, es una gran noticia que la catedral toledana acoja una muestra contemporánea, pues «el arte que en ella se encuentra y que es fruto de la fe de muchas generaciones no es una realidad que ha quedado en una burbuja encerrada en el pasado, sino una realidad que está viva y dialoga con el momento actual».