Defensores de la fe y la caridad - Alfa y Omega

Defensores de la fe y la caridad

La Orden de Malta cumple mañana 900 años, aunque sus orígenes se remontan hasta el año 1048, cuando unos mercaderes del sur de Italia construyeron en Jerusalén una iglesia, un convento y un hospital para asistir a los peregrinos. El Papa celebró el sábado este aniversario con cerca de 4.000 miembros y voluntarios de la Orden de Malta, cuya obra calificó de «expresión eficaz» y «testimonio vivo del amor evangélico»

Cristina Sánchez Aguilar
Un momento de la audiencia del Papa con los miembros de la Orden de Malta

Se cumple el 900 aniversario de la Bula papal de Pascual II, del 15 de febrero de 1113, en virtud de la cual, la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, pasó a estar bajo la protección de la Santa Sede, formalizando su identidad espiritual e institucional. Benedicto XVI, que recibió el pasado sábado en audiencia a una representación de 4.000 miembros de la Orden, en la basílica de San Pedro, pidió a los presentes seguir trabajando «con renovado ardor apostólico» y «en profunda sintonía con el magisterio de la Iglesia». También recordó a los presentes que, para dar amor a los hermanos, «es necesario tomarlo del fuego de la caridad divina, mediante la oración, la escucha asidua de la Palabra y una vida centrada en la Eucaristía».

Aunque la Bula se otorgase en 1113, el nacimiento de la Orden se remonta al año 1048. Fueron mercaderes amalfitanos quienes construyeron, en Jerusalén, una iglesia, un convento y un hospital para asistir a los peregrinos que llegaban hasta la Ciudad Santa. Allí, el Beato Gerardo fundó, en torno al hospital, la Orden de San Juan de Jerusalén. Al cuidado de los viajeros, pronto se añadió protegerles en su ruta por la Tierra Santa, «escribiendo páginas brillantes de la caridad cristiana y la defensa del cristianismo», afirmó el Santo Padre.

Tras la pérdida de la Tierra Santa a manos de Saladino en 1187, la Orden estableció su sede en Chipre, donde siguió fiel a su misión hospitalaria y, aprovechando la posición estratégica de la isla, organizó una flota naval que protegiese a los peregrinos, también, en la ruta marítima hacia Jerusalén. De ahí, emigraron a Rodas, desde donde defendieron la cristiandad en numerosas y célebres batallas. Después, la Orden llegó a Malta, hasta la ocupación de Napoleón a la isla. En 1834, se establecieron definitivamente en Italia y expandieron su trabajo hospitalario y caritativo a toda Europa y, casi a todos los países del mundo.

Su labor, pasada y presente

Tras siglos de cruzadas, la más antigua de las Órdenes militares al servicio del Papa se ha mantenido en su misión original: atender a los más necesitados. Así lo destacó el actual Gran Maestre, Matthew Festing, durante la rueda de prensa ofrecida por la Orden en Roma con motivo del aniversario:

«Somos a la vez una entidad soberana, una Orden religiosa y una organización humanitaria».

La naturaleza de la Orden –excepto el territorio, tiene todas las características de un Estado soberano, y mantiene relaciones diplomáticas con 104 países– le ha permitido desarrollar un papel clave como mediador en conflictos armados y civiles: «Actuamos para ayudar a todo el mundo, sin distinciones de nacionalidad, raza o religión», afirmó el Jefe de Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores de la Orden de Malta, Jean-Pierre Mazery. Gracias al trabajo de 25.000 médicos y enfermeras, y los 80.000 voluntarios repartidos por todo el mundo, la Orden gestiona, entre otros, diez centros médicos en Líbano, en colaboración con otras confesiones religiosas. También destacable es la Maternidad de la Sagrada Familia, en Belén, donde han nacido, desde 1990, 57.000 niños palestinos. Además, cuenta con unidades móviles que recorren las aldeas, ayudando a las madres a dar a luz. Esta labor humanitaria la definió el Papa en sus palabras como «una preciosa obra benéfica, que no se trata de simple filantropía, sino de una expresión eficaz y testimonio vivo del amor evangélico».

El Santo Padre con el Gran Maestre, Matthew Festing

Refugiados y nuevos pobres

«Siria, el Congo y los nuevos pobres están, actualmente, entre nuestras prioridades», señaló Albrecht Boeselager, ministro de Sanidad y Cooperación Internacional de la Orden. En Siria, aseguran la asistencia básica a los refugiados; en Congo, trabajan para combatir la violencia sexual con asistencia médica, psicológica y social a las víctimas. Con los nuevos pobres, trabajan en Europa con las víctimas de la crisis y el desempleo. Es el caso del comedor que los voluntarios van a atender en la parroquia San Marcos de Madrid, donde se servirán desayunos para los más necesitados.

También, en Italia, la Orden de Malta presta sus servicios de emergencia y protección civil, a través del cuerpo italiano de ayuda a la Orden de Malta (CISOM), formado por más de 3.500 voluntarios que han intervenido en emergencias como el desembarco de inmigrantes en Lampedusa, o en terremotos como el de Aquila y Emilia Romagna.

Es una intensa labor caritativa la que realiza la Orden, «pero sin renunciar nunca a los ideales originarios, especialmente el de la intensa vida espiritual de cada uno de sus miembros», como aseguró el Papa.