No es verdad 820 - Alfa y Omega

Basta echar un vistazo a los kioscos, estos días, o a los resúmenes de prensa en las redes sociales, para comprobar la impresionante magnitud mediática de la decisión de Benedicto XVI de renunciar al pontificado. Sólo las cortas luces o la estrechez de miras que caracteriza a algunos de nuestros políticos pueden reducir un acontecimiento histórico, de trascendencia global, a las escuálidas coordenadas de nuestra triste situación política. Bromear y banalizar una noticia de este calibre sólo indica el triste nivel al que rayan nuestras lumbreras y el miserable horizonte ante el que se mueven. Se puede no ser creyente y ser inteligente, aunque sea mínimamente. Ejemplos más que suficientes ha habido estos días para comprobar el respeto, la admiración y la altitud de miras ante un acontecimiento histórico como éste. Que, por ejemplo, el representante comunista de Izquierda Unida salga, en este momento, diciendo que lo único que le importa es romper el Concordato, sólo es una prueba más de lo que acabo de decir, aparte de constatar que no tiene ni la menor idea de la realidad. ¿Acaso no sabe que ya no hay un Concordato, sino que fue sustituido por unos Acuerdos? Lo menos que se le podría exigir es que lo supiera.

Ante el reflejo en los medios de comunicación social de la decisión de Benedicto XVI, verdaderamente abrumador, todas las demás cosas que salen al escaparate de los periódicos, radios y televisiones han pasado, en realidad, a segundo término, pero evidentemente siguen siendo preocupantes; basta echar un vistazo a la viñeta que ilustra este comentario. Si sumamente preocupante es la oleada de corrupción, todavía lo es más la realidad de algunas sentencias judiciales como la que ha absuelto al abortista Morín, o la que también ha decretado impunidad para el caradura Sánchez Gordillo, asaltador de supermercados. Ya es sabido que a río revuelto ganancia de pescadores. Ahora aparece por el foro de la tragicomedia Bárcenas el ínclito Garzón, no faltaba más. Ahora va a tener lugar en el Congreso de los Diputados el llamado Debate sobre el Estado de la Nación, y sería verdaderamente intolerable, aparte de penoso, que el Debate sobre el Estado de la Nación –una nación con 6 millones de parados y en la que cada día faltan al trabajo más de 850.000 personas– quedara reducido al Debate sobre el estado de Rajoy, o de Rubalcaba.

Está muy bien toda investigación sobre el caso Bárcenas y Mato, pero estaría muchísimo mejor si antes se hubiera investigado como se debería investigar toda una panoplia de casos. La gente que paga sus impuestos sigue queriendo saber —y Rubalcaba debería no olvidarlo— qué pasó el 11M, qué pasó en el caso Faisán, qué pasó en las negociaciones con ETA, y en el caso Bono, y en el caso Pepiño, y en el caso Chaves, y en el caso Griñán, y en los ERES de Andalucía, y en el caso PSV…, y conocidas ya las Declaraciones de la Renta del señor Presidente del Gobierno y las de algunos altos cargos más del PP, a la gente de a pié nos gustaría conocer también, sin recovecos, ni recursos, ni tejemanejes, las Declaraciones de la Renta de Rubalcaba, las de los altos cargos del PSOE y también, por cierto, las de los dirigentes y ejecutivos de grandes empresas, las de los dirigentes sindicales, y las de los altos directivos de prensa y radiotelevisión, y de los respectivos asesores de todos ellos. O sea: que está muy bien investigar, ya lo creo, pero que aquí hay muchísimo que investigar. Me parece de perlas que se justifiquen las jubilaciones en Bankia con 30 días por año porque «se está haciendo un esfuerzo social tras un ajuste muy duro»; pero ¿acaso todos los demás ciudadanos de la empresa privada, autónomos, familias, no estamos sufriendo ese ajuste muy duro y no merecemos ese esfuerzo social? El caso es que yo no sé cómo se las arreglan, pero les siguen dando millones de euros a la Generalidad de Cataluña, llenar el depósito del coche cuesta un 25 % más que en 2008 y Urdangarín dice que pagar la fianza le causaría un injusto empobrecimiento. ¡Pobriño!…