Navidad secuestrada para miles de cristianos - Alfa y Omega

Navidad secuestrada para miles de cristianos

Ha sido una Navidad bajo la amenaza de la violencia para cientos de miles de cristianos en el planeta. El momento más dramático se vivió el mismo 25 de diciembre en la capital de Irak, cuando, en la mañana, varias explosiones acabaron con la vida de más de 40 personas. «Estemos cercanos a estos hermanos y hermanas que, como san Esteban, son acusados injustamente y son objeto de violencia de diverso tipo», dijo el Papa, durante el rezo del Ángelus del 26 de diciembre. «Estoy seguro de que, lamentablemente, son más numerosos hoy que en los primeros tiempos de la Iglesia. ¡Son tantos!»

Jesús Colina. Roma
Así quedó el mercado de Bagdad, tras el atentado con bomba del pasado 25 de diciembre

El Patriarcado Caldeo, de Bagdad, aclaró inmediatamente que el atentado sufrido el 25 de diciembre no iba dirigido contra la cercana iglesia de San José, sino que la bomba estalló en el mercado. La otra bomba tenía por objetivo el cuartel de policía. Por este motivo, monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar del Patriarcado, ha querido desmentir a los medios de información que calificaron ese atentado como anticristiano. Fue un ataque indiscriminado, aclara, en el que murieron cristianos y musulmanes. El prelado subraya que, en la mañana de Navidad, las iglesias se llenaron hasta los topes, y muchas parroquias pudieron incluso celebrar la Misa del Gallo en la noche.

La violencia está provocando la emigración tanto de musulmanes como de cristianos. El número de estos últimos desciende drásticamente: en 2003 eran un millón y medio, ahora se calcula que los seguidores de Jesús no superan los quinientos mil.

Debemos quedarnos aquí

En Siria, la Navidad tampoco ha sido fácil. En Aleppo, las catedrales ortodoxa y siriaca han celebrado la Navidad sin sus obispos, que fueron secuestrados el 22 de marzo. En Maloula, no vive ya casi ningún cristiano, y hasta las religiosas del monasterio de Santa Tecla han sido raptadas por los islamistas.

Monseñor Antoine Audo, obispo caldeo de Aleppo, confirma que no se ha podido celebrar la Misa del Gallo, pues faltaban las condiciones elementales de seguridad.

La Navidad no ha sido fácil para los cristianos de Tierra Santa. Como dijo en la homilía del día de Navidad Su Beatitud Fouad Twal, Patriarca latino de Jerusalén, en esa tierra pisada por Jesús «vivimos un conflicto que no parece encontrar solución a breve plazo y que constituye un auténtico fardo para todos sus habitantes, incluidos los cristianos». Y añadió: «Esta dolorosa realidad suscita muchas preguntas sobre nuestro futuro en este país, y es fuente de profunda preocupación. Tenemos necesidad de la respuesta de la fe. La respuesta no está en la emigración, ni en encerrarnos en nosotros mismos. La respuesta consiste en quedarnos aquí, en vivir y morir aquí».

En el continente africano también se han dado casos difíciles para los cristianos. En la República Centroafricana, los cristianos han vivido la Navidad bajo el terror de una guerra civil promovida por los rebeldes de la coalición Seleka, en buena parte musulmanes. Decenas de miles de fieles pasaron la Navidad refugiados en catedrales e iglesias, por miedo a regresar a sus casas en un clima explosivo, a partir de la intervención de pacificación del ejército francés.

Según revela Massimo Introvigne, director del Centro europeo de Estudios sobre las Nuevas Religiones, en el año 2012 en todo el mundo unos 100 mil cristianos perdieron la vida de manera violenta. En el año 2013, este número debería ser algo inferior. La cifra se conocerá en los primeros meses de 2014, pero se considera que deberían ser entre 70 y 80 mil.

Introvigne recuerda que el caso de persecución religiosa más duro en el planeta es Corea del Norte, donde se sigue matando a cristianos. Otro de los casos más preocupantes, añade, es el de Pakistán, donde se utiliza la ley de la blasfemia para condenar a muerte a los cristianos, en ocasiones con motivos inconfesables, como apropiarse de sus bienes.

Ante este panorama, el 26 de diciembre, fiesta del primer mártir, san Esteban, el Papa Francisco quiso recordar a todos los cristianos que sufren discriminación en el planeta.

«Estemos cercanos a estos hermanos y hermanas que, como san Esteban, son acusados injustamente y son objeto de violencia de diverso tipo –afirmó el Papa–. Estoy seguro de que, lamentablemente, son más numerosos hoy que en los primeros tiempos de la Iglesia. ¡Son tantos! Esto sucede especialmente allí donde la libertad religiosa no es todavía garantizada o no es plenamente realizada».

«Pero también sucede en países y ambientes en los que sobre los papeles tutelan la libertad y los derechos humanos, pero donde de hecho los creyentes, y especialmente los cristianos, encuentran limitaciones y discriminaciones», concluyó el Papa Francisco.