Los obispos denuncian la violencia en la era Maduro - Alfa y Omega

Los obispos denuncian la violencia en la era Maduro

El pasado 7 de enero, los medios de comunicación de todo el mundo se hacían eco del asesinato de la ex Miss Venezuela Mónica Spear y de su marido, en presencia de su hija de 5 años, en una emboscada por robo. La reacción popular en el país fue unánime: la muerte de la conocida modelo y actriz ponía rostro a una violencia criminal que va en aumento en la Venezuela de Nicolás Maduro. En este contexto, los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana han denunciado la situación social, y su Presidente, monseñor Padrón, ha destacado que «2013 ha sido un año particularmente violento» con una «escasez de alimentos que ha crecido de forma alarmante y visiblemente trágica»

José Antonio Méndez
Las concentraciones tras la muerte de Spear se han multiplicado

«Para la mayor parte de los venezolanos, 2013 no ha terminado satisfactoriamente, ni 2014 se asoma con buena cara. El país vive en la incertidumbre y con miedo. La insatisfacción del pueblo es grande, puesto que el Gobierno no ha logrado revertir los problemas sociales que más le afectan. 2013 ha sido un año particularmente violento, aun reconociendo el plan de seguridad del Gobierno nacional; y el índice de homicidios de Venezuela es porcentualmente superior al de los países de la región». Con estas palabras abría monseñor Diego Padrón, arzobispo de Cumaná y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, la Asamblea Plenaria de los obispos de Venezuela.

El rostro de la violencia

Una Plenaria que se iniciaba el pasado 8 de enero, sólo un día después de que el país se viese conmocionado por el asesinato de la modelo y actriz Mónica Spear, de 29 años, y de su marido, Thomas Berry, en presencia de su hija de 5 años, que resultó herida de bala. La pareja, muy popular en la sociedad venezolana (además de aparecer en numerosos programas de crónica rosa, Spear había participado en varias telenovelas), fue asaltada por un grupo de jóvenes –entre ellos, dos menores– cuando iba en su coche, durante una emboscada por robo, una forma de atraco cada vez más frecuente en el país y que suele desarrollarse con gran violencia. La reacción de los venezolanos –incluidas las comunidades de emigrantes en otros países, como España– ha sido prácticamente unánime: la muerte de Spear y de su marido ha puesto un rostro a la espiral de crímenes y delincuencia que azota Venezuela, y que se ha recrudecido en la era de Nicolás Maduro, agravada por una crisis económica cada vez más lacerante.

Por eso, en su discurso de apertura de la Plenaria, monseñor Padrón denunció «el dolor de muchas familias por muerte violenta de sus seres queridos», así como que, «en 2013, creció la escasez de alimentos de forma alarmante y hasta visiblemente trágica», que existe «un creciente malestar social que se refleja en estados de tensión, descontento e incomodidad e incluso en trastornos o desequilibrios psíquicos», y que, en política, «se mantiene la polarización» y «las mutuas acusaciones de ineficiencia y corrupción, por un lado, y de conspiración y desestabilización, por otro».

Monseñor Diego Padrón (a la izquierda), tras la Plenaria

La Iglesia no quiere abandonar a los venezolanos, y, al concluir la Plenaria, los obispos publicaron un Comunicado en el que proponen que, «para resolver la gravísima situación del país, se hace necesaria una actitud de reconciliación y diálogo», recuerdan a los gobernantes que «tienen ante Dios y ante las actuales y futuras generaciones la gravísima responsabilidad de propiciar y promover la dignidad de la persona humana, la libertad, la justicia y la paz», e invitan a los católicos a «crear ámbitos de encuentro», que propicien «la reconciliación y el perdón» entre personas y grupos.