Fachas, retrógrados, rancios - Alfa y Omega

Informaba la pasada semana ABC Aragón: «El PSOE, Chunta Aragonesista y UPyD han pedido que el Gobierno aragonés vete, en su página de información sobre concursos y actividades educativas, la iniciativa de una asociación aragonesa que ha convocado un concurso de cortometrajes escolares en defensa de la vida». No hay dinero público de por medio, a diferencia de tantos programas de mal-educación sexual –pura genitalidad animal–, generosamente financiados a cargo del contribuyente, e impartidos a los niños en las aulas a espaldas de sus padres. El Gobierno regional se limita a publicar en una web las bases de un concurso para «mostrar el valor de la vida de cada ser humano desde su concepción; su belleza y dignidad independientemente de sus capacidades, discapacidades, origen o edad»; y que, entre otras cosas, anima a apoyar «con una mirada positiva» alternativas como la adopción; y a «ofrecer una visión bella, positiva, animante sobre la decisión de muchas mujeres de optar por la vida ante un embarazo no esperado»; y a destacar «el importante papel del hombre en todas estas situaciones, como persona imprescindible y complementaria a la mujer». La cosa parece, a priori, carne de consenso, pero la izquierda cree que la iniciativa es un «despropósito», propio de la «derecha más retrógrada y rancia», que adoctrina a los niños y sobrepasa «todos los límites contra los derechos de la mujer».

Lo más grave no es ya la imposibilidad de encontrar un consenso en la reforma del aborto entre quienes creen en el derecho a la vida y quienes lo niegan, en la izquierda o en la derecha. El dilema es cómo articular una convivencia en una sociedad en la que falla hasta la convicción compartida de que la vida humana es algo precioso y digno de protección. Es tiempo de reconstruir desde los cimientos. Y de tragar mucha bilis.