Recomponen los pedazos rotos de sus hermanos - Alfa y Omega

Recomponen los pedazos rotos de sus hermanos

El drama de los refugiados sirios ha sido una de las prioridades del trabajo de la Iglesia desde que comenzase el conflicto en 2011. Tanto Cáritas en países limítrofes como Líbano y Jordania, y otras instituciones como el Servicio Jesuita a los Refugiados, han dedicado todos sus esfuerzos a paliar las necesidades tanto materiales como psicológicas de aquellos que han visto morir a los suyos y desmoronarse su país

Cristina Sánchez Aguilar
Un grupo de niños sirios, en uno de los campos de refugiados de Turquía, en Ankara

Llegan a Jordania a pie. Miles de familias, cerca de 3.000 al día, huyen del conflicto sirio «porque amenazaron con matarnos y quemaron nuestra casa», como cuenta una joven que acaba de llegar al centro de Cáritas cerca de la frontera. O «porque lo que hemos vivido es peor de lo que se pueda imaginar: matanzas, destrucción y bombas», como explica un hombre joven, con su bebé en brazos. Como ellos, dos millones de refugiados han huido de Siria, y otros cuatro millones han dejado sus casas para desplazarse a otros lugares más tranquilos del país. Y son, a día de hoy, el mayor drama al que se enfrenta el mundo en materia de inmigración.

Mientras países como Bulgaria, Chipre o Grecia bloquean con policías sus fronteras, y otros, como Alemania, abren tímidamente las puertas a un número limitado de solicitantes de asilo, países como Jordania, Líbano, Turquía o Irak, sostienen a la mayoría de estas personas. En gran parte, gracias a la labor de la Iglesia a través de instituciones como Cáritas o el Servicio Jesuita al Refugiado.

Cáritas en Jordania

Una mujer siria, sola con sus hijos, explica que llegó al país jordano «para salvar a los niños. Mi marido se quedó cuidando a su madre moribunda, y no he tenido más noticias de él. Así que sobrevivimos gracias a Cáritas y los cupones que nos da, para ropa, zapatos y comida, y ahora en el frío invierno, para combustible, calentadores y mantas». Wael Suleiman, director de Cáritas Jordania, reconoce que es un trabajo arduo, pero «nuestra misión es ayudar. Necesitan comer, pero también sentirse dignos después de ver morir a sus parientes, de perder sus casas, su patria. Debemos pensar en todo esto antes de iniciar una guerra».

Una de las principales responsabilidades del centro de Cáritas en Jordania es la atención médica: «Muchos fueron testigos de matanzas, y ahora empiezan a padecer enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes, a consecuencia de la situación que vivieron, o la forma que escaparon», explica una de las enfermeras. También la atención educativa a los niños, que suponen más del 50 % de la población refugiada, es otra prioridad del trabajo de la Iglesia: «Este momento es el más importante de sus vidas; si están traumatizados, lo llevarán con ellos siempre. Por eso necesitan algo que hacer, y les damos clase de Matemáticas, Inglés, Árabe…», añade una de las profesoras del centro, una joven siria que se ofreció para trabajar como voluntaria en Cáritas.

Dentro de Siria, el Servicio Jesuita al Refugiado lidera la gestión de ayuda de emergencia. En la actualidad, la institución está cubriendo las necesidades materiales de unas 200.000 personas en Damasco, Homs, Alepo y zonas costeras del país. Proveen de alimentos, kits de higiene y atención básica de salud a las familias más necesitadas. Y además, trabajan con 9.800 niños, niñas y mujeres a través de programas de educación y asistencia psicosocial.

Toda esta labor se consigue, en gran parte, gracias al dinero que llega a través de organizaciones como el Consejo Pontificio Cor Unum, que desde 2011 ha enviado 72 millones de dólares para atención humanitaria en los países acogedores de refugiados sirios.

Cáritas Española, con Siria

Cáritas Española respondió desde el principio a la llamada de emergencia de las Cáritas de Siria, Líbano y Turquía. A lo largo de 2012 y 2013, ha apoyado diversos proyectos en estos países, destinados, sobre todo, a la distribución de ayuda humanitaria básica y asistencia médica y psicosocial. Y lo ha hecho con una aportación económica de cerca de 700.000 euros. Del total enviado, 120.000 han ido dirigidos a tres programas de Cáritas Siria destinados a alimentos, mantas, colchones, sábanas y carburantes. A Líbano, Cáritas Española envió 100.000 euros para distribuir material de refugio, ayuda alimentaria y asistencia médica; además, el pasado mes de agosto aprobó un fondo de 376.064 euros para ayuda de emergencia a los refugiados y a las familias libanesas que les acogen y que son especialmente vulnerables. Finalmente, en febrero, envió una aportación de 100.000 euros a Cáritas Turquía para destinar a los refugiados que llegan al país ininterrumpidamente.