Conocer y querer lo humano - Alfa y Omega

Conocer y querer lo humano

José Francisco Serrano Oceja

Dos referencias de este libro, que por sí mismas lo sintetizan, nos sirven de adecuado pórtico. Recuerda nuestro autor que, querámoslo o no, nuestro mundo es un mundo sin metafísica y que presenta un espectáculo no menos asombroso que el que ofrecía ante los ojos de Hegel la Alemania del siglo XIX: el de un pueblo culto –qué más quisiéramos– sin metafísica: «Algo así –escribe el filósofo de Stuttgart– como un templo con múltiples ornamentaciones pero sin sanctasantórum». Segunda cita; en una de las cartas que Jacques Maritain escribiera a su amigo el escritor Julien Green, decía: «Pues lo que el mundo no puede tolerar en el cristiano, lo que nos separa del mundo, es la fe».

Lo que conforma y ahorma la relación de maestro y discípulo es una pedagogía común del saber de la amistad con la ciencia, nacida de la sorpresa que genera la autoridad con la que se transmite esa sabiduría. Todo libro del filósofo, y maestro de generaciones de filósofos, Juan Miguel Palacios es una oportunidad para agradecer el testimonio de una vida dedicada a la filosofía, al saber y a la sabiduría, al conocimiento y a la cultura. Una vida que evoca tradiciones y constelaciones que culturalmente han incidido de forma sustantiva en la historia de España. No es éste ni el lugar ni el momento para el obligado homenaje a Juan Miguel Palacios, profesor que fue de la Universidad Complutense. Sus discípulos y amigos ya se lo rindieron con la publicación del volumen De nobis ipsis silemus. Pero sí lo es para dejar constancia de que en España existen hombres y mujeres que, aunque no se prodiguen en el escenario público, han sido capaces de ayudar a generaciones a traspasar la sinuosa frontera de lo inmediato que aparece a nuestros ojos, a elevar la mirada y el pensamiento.

De ahí que este pequeño gran libro deba ser leído, y estudiado, con la atención que merece el hecho de que ofrece tres conferencias, pronunciadas en la Universidad Complutense, sobre tres cuestiones de actualidad: la primera, sobre la esencia de la libertad humana; la segunda, el problema de la fundamentación metafísica de los derechos humanos; y la tercera, ¿puede la filosofía ser cristiana? Tres temas, aparentemente distintos y distantes, pero que tienen un nexo previo común: la pregunta por la condición de los humano y de esa singular experiencia de finitud, de saberse limitado. En el hombre, es infinito el objeto común de sus deseos. El corazón, y la mente del hombre, apuntan a algo que concibe como bueno y, aunque el objeto del deseo sea limitado, hay un reclamo de superación de la limitación. La plenitud, en no pocas ocasiones, no cabe, en realidad, en la «estrecha medida de su ser». Sin embargo, «no sólo la somera experiencia del deseo frustrado, o acaso del todo satisfecho, sino la más profunda de no poder amar lo que es digno de amor como ello realmente merece, le hacen casi sentir, junto a su manifiesta finitud, la infinitud constitutiva de la bondad de su objeto». Se habrán dado cuenta los lectores, ya, de qué estamos hablando y de qué habla este precioso libro.

La condición de lo humano
Autor:

Juan Miguel Palacios

Editorial:

Ediciones Encuentro