Fraternidad y unidad - Alfa y Omega

Fraternidad y unidad

Nuestro cardenal arzobispo ha mantenido esta conversación con Javier Alonso Sandoica, en COPE, el pasado domingo, con ocasión de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado

Javier Alonso Sandoica

En la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, el Papa nos ha recordado que el fundamento de la dignidad de la persona no está en los criterios de eficiencia, sino en el ser creados a imagen y semejanza de Dios, como punto de arranque.
Sí, por supuesto; desde el punto de vista de la visión cristiana de lo que significa ser emigrante o refugiado, es un hijo de Dios, un hermano tuyo que vivía en otros lugares del mundo, en otras geografías, con problemas y necesidades, y que acude a tu geografía, a tu casa y necesita que le acojas. Lo acogerás bien si en él reconoces a un hijo de Dios, a un hermano tuyo. Algunos, además, lo son de manera más expresa y explícita, en virtud del Bautismo común que recibimos; sobre todo en España y en Madrid, porque se trata de emigrantes que vienen de países iberoamericanos, por tanto con raíces católicas.

La fraternidad no sólo se vive en base a esa raíz primera de la fraternidad humana, de ser todos creados a imagen de Dios, sino que, además, han sido recreados con nosotros, entrando, por el agua del Bautismo, en ese misterio de la Iglesia Cuerpo de Cristo, incorporándonos a Él. Por eso, la emigración, en nuestro caso, de Madrid y de España, pero sobre todo de Madrid muy pronunciadamente, probablemente también de toda España, es un caso especial; nosotros recibimos con los brazos abiertos, y debemos hacerlo, a hermanos nuestros en la fe.

Vienen aquí, creen que así resuelven problemas –económicos, o de otra naturaleza– en su vida, y nosotros también. Vamos a decirlo sotto voce, los necesitamos. Las sociedades europeas se están quedando escuálidas, y necesitamos nueva vida, jóvenes y familias que nos traigan -con mayor o menor capacidad intelectual, técnica, cultural- aire fresco y nuevo desde el punto de vista humano, espiritual y de la fe. Podemos observarlo en Madrid y en muchas de nuestras comunidades parroquiales, sobre todo en zonas de población más avejentada: la juventud es ya la que viene de nuestros hermanos de Iberoamérica. Nos rejuvenecen; por lo tanto, no sólo vamos a insistir en el lema de la Jornada Mundial, tal y como la ha recordado el Santo Padre –en el centenario de la misma, por cierto–, que es Emigrantes y refugiados hacia un mundo mejor, sí, hacia un Madrid mejor, hacia una España mejor, hacia una Iglesia diocesana de Madrid más viva, más evangélica, mas transmisora de la fe, sino que, además, vamos a hacerlo saliéndoles al encuentro y sembrando la fraternidad, ahondando en las raíces de la fraternidad. Queremos hacerlo pidiendo a nuestro Señor que cambie el corazón de todos, el nuestro y también el de ellos, que también necesitan abrirse y vivir con generosidad el momento de la llegada, de la acogida y de la respuesta a la acogida.

Unidad de los cristianos

Acabamos de comenzar la Semana de oración por la unidad de los cristianos. ¿Cuál es el reto más importante en este ámbito?
En Madrid tenemos el reto de, efectivamente, acoger a cristianos que vienen de países de tradición cristiana no católica, del centro y del este de Europa sobre todo. Nuestra respuesta a esa llegada de estos hermanos que proceden de la ortodoxia ha sido ayudarles en lo que podamos, en la puesta a disposición de locales, en la ayuda personal a algunos de sus pastores o sacerdotes, abriéndonos a la cooperación que les haga posible vivir aquí la realidad de la Iglesia que traen de sus lugares de origen.

Otro tipo de cristianos que han venido a España en buen número son de confesiones protestantes, por ejemplo. Es la otra gran rama del mundo cristiano que no es católico. Con ellos mantenemos cauces de diálogo, a través de la Delegación episcopal de Pastoral de Ecumenismo, para resolver y superar el problema de la ruptura de la Iglesia para que un día no se pueda decir, ni preguntar, como Pablo en la Carta a los Corintios: ¿Es que Cristo está dividido? Tenemos que orar mucho todos. En el fondo, la unidad, al final, se alcanza a través de un camino de conversión al Señor.

También ha sido una semana de Ejercicios espirituales para nuestros obispos.
Sí. Hemos tenido un excelente Director espiritual, un profesor belga de Teología que conoce bien España, con gran experiencia de formación y de dirección espiritual, pero sobre todo de entrar en el terreno de la teología de nuestro tiempo, con sentido de la pedagogía de la fe, de la respuesta a los grandes problemas del corazón del hombre; estamos muy agradecidos. Éramos más de 40, convivimos rezando en silencio, y compartiendo esos días como días de conversión también para nosotros.