Laicos en camino - Alfa y Omega

Laicos en camino

El Congreso de Laicos Pueblo de Dios en salida no es un evento de esos que terminan en cuanto interviene el último ponente, sino parte de un ilusionante camino sinodal

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Foto: Cathopic

Tras el Concilio Vaticano II, la Iglesia maduró «una conciencia más viva de su naturaleza misionera» y vio que le había sido confiada «una grande, comprometedora y magnífica empresa»: la nueva evangelización, de la que «el mundo actual tiene una gran necesidad». Los laicos deben «sentirse parte viva y responsable de esta empresa, llamados como están a anunciar y a vivir el Evangelio en el servicio a los valores y a las exigencias de las personas y de la sociedad». Estas palabras, que suenan tan actuales, pertenecen a la exhortación apostólica postsinodal Christifideles laici, firmada por san Juan Pablo II a finales de 1988 tras el Sínodo dedicado a los laicos.

A las puertas del tercer milenio –sostenía el Papa polaco– había llegado su hora. A estas alturas, en el año 2020, el reloj no ha corrido todo lo que tenía que correr. Es cierto que numerosos seglares ocupan hoy puestos de responsabilidad en la Iglesia que antes estaban reservados a sacerdotes –aunque, en no pocas ocasiones, ha sido por pura necesidad– y muchos fieles de a pie están volcados en la evangelización de sus contemporáneos. Pero la acusada secularización de la sociedad y el clericalismo presente todavía en muchos niveles, como lamenta el Papa Francisco, han limitado el protagonismo de los laicos.

Consciente de ello, este fin de semana la Iglesia española organiza el Congreso de Laicos 2020 Pueblo de Dios en salida. El encuentro, que reunirá a más de 2.000 personas en el Pabellón de Cristal de Madrid, no es un acto de tantos ni un evento de esos que terminan en cuanto interviene el último ponente del programa, sino parte de un ilusionante camino sinodal. Durante seis meses, casi 2.500 grupos, integrados por más de 37.000 personas de toda España, han reflexionado sobre «la vocación y misión de los fieles laicos en el contexto de nuestra sociedad y nuestra Iglesia», como detalla el instrumentum laboris. En el congreso se hablará con franqueza de qué está fallando, pero también de qué se hace bien. Después, de vuelta a sus diócesis y comunidades, los participantes serán semilla de nuevas propuestas e iniciativas. Porque, como escribió Antonio Machado, «se hace camino al andar».