¿Es válido el matrimonio sin fe? - Alfa y Omega

¿Es válido el matrimonio sin fe?

La relación entre la fe y la celebración del sacramento del Matrimonio es una de las cuestiones más debatidas en este período de reflexión intersinodal. A su paso por Madrid, el cardenal Coccopalmerio ha hablado con Alfa y Omega, y explica que el tema del matrimonio válido entre dos contrayentes sólo por estar bautizados está actualmente en estudio

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
«Los novios perciben que el matrimonio que propone la Iglesia es lo mejor»

«La teoría según la cual el matrimonio entre dos bautizados es siempre sacramento, en este momento de reflexión sobre la familia está en estudio y presenta dificultades»: así lo ha reconocido el cardenal Coccopalmerio, Presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, en entrevista a Alfa y Omega. Esto es así porque «a veces la falta de fe no permite percibir las características esenciales del matrimonio»: fidelidad, indisolubilidad y apertura a los hijos. Se trata de un «problema profundo», porque en ocasiones «la falta de fe impide a los contrayentes, por ejemplo, pensar que el matrimonio es para siempre».

«Si una persona no sabe nada de nuestra fe, si no tiene en cuenta qué es el sacramento, ¿podemos decir que tiene un matrimonio sacramental?», se pregunta el cardenal. «Ante personas que no tienen fe pero quieren casarse, hoy el párroco, el pastor de almas, se debate entre casarlos [simplemente porque son dos bautizados que lo solicitan] o reconocer que no lo puede hacer [por su falta de fe]», concluyó el cardenal Coccopalmerio.

Unir familia e iniciación cristiana

¿Se puede casar en Cristo alguien con fe inexistente o muy débil? El padre José Granados, recientemente nombrado consultor de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, y vicepresidente del Instituto Juan Pablo II en Roma, aclara que «es una cuestión difícil, pues el matrimonio es un sacramento muy singular. No hay dos tipos de matrimonio: uno para cristianos y otro para no cristianos; sino un mismo amor conyugal (único, indisoluble, abierto a la vida) que los cristianos viven desde su pertenencia a Jesús».

Por eso, si los novios «pertenecen a Jesús por el Bautismo», entonces «su matrimonio tiene ya una cualidad nueva, es de algún modo signo del amor entre Cristo y la Iglesia». Sin embargo, «la falta de fe, como ha dicho Benedicto XVI, podría ser un indicio de que no se acepta el plan de Dios sobre el matrimonio: si así sucediera, no se estaría contrayendo un verdadero matrimonio», Y además, «uno puede preguntarse: ¿no hay que pedir también al menos que los esposos quieran pertenecer a Cristo y a la Iglesia? ¿No sería necesaria la voluntad de formar parte de la Iglesia?», añade al padre Granados.

Sobre este punto, «de lo que nadie duda es de que fe y matrimonio deben ir siempre de la mano, pues esto es esencial para que el sacramento tenga fruto en la vida de los esposos. Por eso, uno de los objetivos del Sínodo será ciertamente fortalecer la preparación al matrimonio en lo que toca a la fe de los esposos, insistiendo en algunas ideas importantes del catecumenado cristiano».

En este sentido, el padre Granados constata que «las experiencias de familia conducen a la fe y la fe refuerza las experiencias de familia»; y propone «una alianza entre fe y familia podría hacer nacer en la Iglesia prácticas pastorales nuevas que unieran, desde sus raíces, la pastoral familiar y la iniciación cristiana».

¿Por qué te quieres casar en la Iglesia?

Una nueva herramienta pastoral en este campo es el nuevo Expediente matrimonial que ha implementado desde hace año y medio la Archidiócesis de Madrid, un cuestionario personal que el párroco realiza por separado a testigos y novios, después del cursillo prematrimonial, para profundizar en su experiencia religiosa y en su relación personal. De hecho, la primera pregunta a los novios es: ¿Por qué te quieres casar en la Iglesia? José Antonio Pichardo, Notario del Arzobispado de Madrid, aclara que «no se trata de un interrogatorio, ni de una herramienta para detectar nada. Surge sobre todo para iluminar dudas que hayan podido surgir tras el cursillo prematrimonial. En él se puede constatar que los novios perciben que el matrimonio cristiano que propone la Iglesia es lo mejor y más serio que pueden encontrar, en medio de una sociedad que ofrece muchas posibilidades de pareja».

El nuevo Expediente es así «una ayuda para que los novios vean lo que hay en su corazón y puedan ser iluminados. Se quiere que puedan profundizar en un paso muy importante. Y el 90 % de ellos descubre que la Iglesia sólo quiere ayudarles a ser felices en su matrimonio. Algunos piden ayuda para una continuidad tras la boda, otros han pedido confesarse… Es una ayuda pastoral que ayuda a los novios –a algunos después de mucho tiempo alejados–, a sentirse acogidos, ayudados y queridos por la Iglesia».

Eucaristía y misión deben ir juntas

La parroquia en la vida y en la misión de la Iglesia es el título de la conferencia pronunciada por el cardenal Coccopalmerio en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad San Dámaso, presidida por monseñor Osoro, arzobispo de Madrid. «Las verdaderas comunidades cristianas son esencialmente misioneras, porque deben ser una comunidad de fe y de amor, con un sólo corazón y una sola alma. La sólo vida sacramental no es una verdadera vida parroquial, la Eucaristía debe continuar en la vida de los fieles. Son dos momentos que no pueden ser separados», ha señalado el cardenal Coccopalmerio.