El arzobispo y el imán de Bangui piden ayuda a Europa - Alfa y Omega

El arzobispo y el imán de Bangui piden ayuda a Europa

Cristina Sánchez Aguilar

En la República Centroafricana se siguen viviendo «escenas apocalípticas». Así definió la situación el obispo español de Bangassou, monseñor Juan José Aguirre, en una entrevista reciente en la Cadena COPE. «Hay zonas donde la violencia es indiscriminada, sólo movida por la venganza», aseveró el obispo. El motivo del recrudecimiento de la situación es que las milicias Anti-balaka –compuestas por ex soldados de las Fuerzas Armadas Centroafricanas– se alzaron hace escasos meses contra los rebeldes de la Seleka.

Aunque la situación es insostenible, hay esperanza en la población tras el juramento, el pasado viernes, de la nueva Presidenta, Catherine Samba-Panza. «Creemos que muchas cosas pueden cambiar», afirmó monseñor Aguirre. Quienes también esperan que la conocida como la mujer de hierro reconstruya el país son el arzobispo de Bangui, monseñor Dieudonné Nzapalainga, y el Imán Oumar Kobine Layama, que realizan, estos días, un recorrido por diversas capitales europeas para, por un lado, reivindicar que lo que ocurre en Centroáfrica no es una guerra religiosa: «Musulmanes y cristianos se protegen unos a otros», explican ambos líderes religiosos, y cuentan el caso de sacerdotes que refugian en sus templos a musulmanes. «Porque no todos los Seleka son musulmanes, ni todos los musulmanes son Seleka», añaden.

El otro motivo de la visita es para pedir la intervención de la comunidad internacional: «1.600 soldados franceses y 4.400 soldados de la MISCA –fuerza africana desplegada en el país– no son suficientes para devolver la seguridad al país», afirmó el arzobispo de Bangui durante una conferencia en París. Monseñor Nzapalainga ha pedido, expresamente, a países como Alemania, que apoyen a Francia en su misión centroafricana. Mientras, la Unión Europea ha alcanzado un acuerdo para enviar una misión de, aproximadamente, 1.000 soldados, como refuerzo a los soldados franceses y de la MISCA, y para proteger a la población y asegurar el reparto de la ayuda humanitaria.