«Gracias, Señor, por lo que me das y por lo que me quitas» - Alfa y Omega

«Gracias, Señor, por lo que me das y por lo que me quitas»

Cuando le pido a Jorge López que comparta algo de sí mismo conmigo, me manda unos textos de Simone Weil, de quien Simone de Beauvoir dijo que tenía «un corazón capaz de latir a través del universo entero». Ella «me impresiona por la autenticidad y profundidad de lo que escribe», me explica. «Se pelea con Dios, aunque dice que no cree en Él, pero en ese momento se arrodilla… Y cuenta que Dios es como un mendigo». Los consagrados laicos como él celebran también su día este domingo, Jornada Mundial de la Vida Consagrada

Amalia Casado
Don Jorge López González

Jorge López es primer Responsable General de los laicos consagrados del Regnum Christi elegido por sus compañeros en una Asamblea, el pasado mes de noviembre. Encabeza esta etapa con un lema inspirado en Weil: Gracias, Señor, por lo que me das y por lo que me quitas. «Quiero aprender a ser un mendigo que agradece todo lo que recibe», explica. «En ese todo entra lo que recibes y lo que no recibes; también lo que pierdes». Explica: «Ahora, en nuestra renovación, he aprendido a amar a mi familia espiritual como es, sin idealizarla y sin escandalizarme de sus defectos, comenzando por los míos. Pienso que, más que adquirir, lo que hay que hacer es perder. Nos hemos ido llenado de ideas falsas, mitos, expectativas, números impresionantes, ejemplarismos huecos, anhelos vanos… Por eso digo: Gracias por lo que me quitas. ¡Hay tantas cosas que me sobran! Pero cuando nos hacemos viejos cuesta bajar de peso…».

El restaurante Sobrino de Botín, de Madrid, conocido como el primer restaurante del mundo, es de su familia. Quizás de ahí proceda algún ingrediente de su sociabilidad, y de su don particular para hacer comunidad: «El Espíritu Santo me da una alegría interior muy grande, sobre todo en los ratos de oración junto al Señor, y es lo que más disfruto cada día. También disfruto de una buena conversación, y de una buena sobremesa… ¡Y dar clases! Es algo que me encanta: leer y dar clases. Echo de menos mis clases… El diálogo con los estudiantes me enriquece mucho; creo que uno siempre se da a sí mismo cuando enseña algo».

Jorge ha estudiado dos carreras (Ciencias Económicas y Empresariales, y Ciencias Religiosas), es dos veces doctor (en Educación y en Administración), y da clase desde los 20 años. Desde que, en 1983, fue Prefecto de disciplina en el Everest Monteclaro, de Madrid, hasta que fue Rector de la Universidad Anáhuac, de México Sur (entre 2009 y 2012), siempre ha estado vinculado al mundo educativo en el Regnum Christi: «Desde pequeño, tuve claro que lo importante es amar», explica. «Y educar es un modo de amar. El amor es fuente de conocimiento, porque nos permite comprender mejor al otro, qué necesita… Eso es esencial para un maestro».

Con 16 años, despertó en él una inquietud que fraguó con 18, cuando se consagró. Sus compañeros de comunidad, en Roma, lo definen como un apasionado de su vocación y del tiempo que le ha tocado vivir. «Nuestra vocación es un grito que atestigua que es posible vivir y encarnar el Evangelio con radicalidad, sin retirarse del mundo y sin rebajas», dice Jorge sobre los laicos consagrados. «A veces se piensa que somos semilaicos o seudoconsagrados, pero somos plenamente laicos y plenamente consagrados. Ser consagrados nos ayuda a ser mejores laicos, porque la consagración es una riqueza que te permite estar auténticamente más cerca de las personas y de sus anhelos más profundos. Y ser laicos nos permite tener una mirada positiva hacia el mundo, amado por Dios y lugar de encuentro con Él».

Jesús, modelo de toda vocación

Su referencia: Jesucristo, el primer Consagrado y modelo de todas las vocaciones: «No se fugó del mundo, sino que vivió como uno más del Pueblo. Me encanta leer los evangelios y contemplar a Jesús haciendo cola para bautizarse, conversando con todo tipo de gente, comiendo con los publicanos o sacando de quicio a los fariseos y saduceos. Pero más que nada, me impresiona cómo lo hace, su bondad. Sólo Dios puede ser tan bueno».

Los consagrados en el Regnum Christi quieren identificarse con ese Jesucristo que anuncia y hace presente el Reino con su palabra y con sus obras, «pero sobre todo con su estilo de vida -precisa Jorge-, con lo que Él es. Nos sentimos llamados a esto viviendo en pobreza, castidad y obediencia. Y viviendo con pasión, no como jornaleros, sino como amigos del Señor, como hijos del Padre, como hermanos de Jesús. Es la alegría en el seguimiento del Señor lo que se contagia y lo que cada consagrado está llamado a testimoniar con su vida, y también con palabras».

El día que fue elegido como Responsable General, el pasado 25 de noviembre, le preguntaron por algo que decirles a todos los miembros del Regnum Christi. «Que sigamos con mucha atención las enseñanzas del Papa Francisco y, más concretamente, su última Exhortación apostólica, Evangelii gaudium», respondió.

A mí me ha presentado a Simone Weil. Repaso sus apuntes, e intento imaginarme cómo ama y vive alguien que selecciona párrafos como éste: «Si el alma gritara hacia Dios su hambre de pan de vida, sin ninguna interrupción, infatigablemente, como grita un recién nacido al que su madre olvida dar de mamar… Habría que rezar así». Me gustan estos laicos consagrados: tan de Dios, y tan en mi mundo.