Una oportunidad histórica - Alfa y Omega

Una oportunidad histórica

La Iglesia es noticia. El Efecto Francisco ha revalorizado el interés mediático por todo lo que tiene que ver con ella. El Secretario General y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, el director del Secretariado de la Comisión episcopal de Medios y el director de la Oficina de Prensa reflexionan sobre cómo aprovechar esta oportunidad

Ricardo Benjumea
El padre Lombardi y don José María Gil (a la izquierda), en una rueda de prensa en el Vaticano, el 8 de marzo de 2013, durante la sede vacante

La revista Time, el diario Le Monde, el New York Times o incluso Vanity Fair han coincidido en señalar al Papa Francisco hombre del año 2013. El Romano Pontífice ha obrado una auténtica revolución en lo que respecta a la imagen de la Iglesia que transmiten los grandes medios de comunicación. A un discurso unilateralmente focalizado en intrigas y escándalos -presuntos o reales- ha sucedido una nueva etapa, en la que el obispo de Roma personifica grandes esperanzas para la Humanidad. Nunca se vieron tales multitudes en la Plaza de San Pedro, ni hubo tantas miradas puestas sobre la Iglesia.

¿Cuál es el secreto de este éxito mediático? «Les puedo asegurar que no se ha iniciado en el Vaticano una nueva estrategia de comunicación en el sentido de un estudio previo de las actividades, discursos o gestos del Papa. No hay nueva estrategia planificada desde un despacho», decía el lunes en Toledo el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Lombardi, que acudió a recibir un Premio que le entregó el Arzobispado, en las celebraciones del 20 aniversario de Radio Santa María de Toledo, y del decimoquinto del Canal Diocesano de Televisión.

El padre Federico Lombardi volverá pronto a España. El 5 de febrero recoge en la sede de la Conferencia Episcopal el Premio de comunicación ¡Bravo! Especial. Unas horas antes, su intervención será el plato fuerte de la Asamblea de Delegados Diocesanos de Medios de Comunicación Social, a quienes hablará sobre su labor en el Vaticano.

«Del padre Lombardi, yo quisiera que los Delegados aprendieran que un comunicador de la Iglesia debe tener el fundamento de una formación seria y un conocimiento profundo tanto de la comunicación, como de la doctrina de la Iglesia, y estar en conexión con la manera de sentir de los hombres y mujeres de nuestro tiempo», destaca su amigo el sacerdote don José María Gil Tamayo, recientemente elegido Secretario General y portavoz de la CEE. «El padre Lombardi representa la sencillez, la paciencia y la honestidad informativa, porque es un hombre que cumple modélicamente las reglas de juego», añade el sacerdote extremeño, que compartió con Lombardi funciones de portavocía vaticana durante el último cónclave y, unos meses antes, durante el Sínodo sobre la Nueva Evangelización celebrado en Roma. Pero sobre todas estas cualidades, el padre Gil Tamayo destaca el espíritu de servicio a la Iglesia. «Cuando le felicité por la elección de un jesuita como Papa, casi ni se inmutó. Para nosotros, los jesuitas –dijo–, lo importante es amar y servir. Es el santo desprendimiento ante un momento culmen para la Compañía», de alguien que, sin duda, es una «personalidad destacada» dentro de ella, como asistente del Padre General y antiguo Provincial de Italia, «aunque, desde luego, a él no le importaría en absoluto ser el último de la fila».

José Gabriel Vera, responsable de la Comisión de Medios de la CEE

Autenticidad y coherencia

Pero, detrás del padre Lombardi, está el Papa Francisco, un portento comunicativo, precisamente porque no hay en él nada de artificio. «Así es como tiene que trabajar la comunicación en la Iglesia: viviendo la fe con autenticidad y coherencia, y trasladándolo a la opinión pública», afirma Gil Tamayo. Otro rasgo importante es la transparencia, porque, «cuando no se explican las cosas, se extiende la sospecha y la desconfianza».

«Si nosotros no somos proactivos en la construcción de la imagen de la Iglesia, con autenticidad y transparencia, otros generarán una imagen de la Iglesia que no es la real, pero que calará en la opinión pública. Tenemos el Que no sepa tu mano derecha lo que hace tu mano izquierda, pero también: Que vean vuestras buenas obras para que den gloria a vuestro Padre del cielo. Yo creo que hay que conjuntar ambas cosas. Porque el mejor predicador es fray ejemplo, sin artificiosidad, logrando verter en los cauces del mundo de la comunicación de hoy el testimonio de tantos hombres y mujeres que viven con coherencia el Evangelio. Y esto es fundamental: si la comunicación es contar historias, la Iglesia tiene infinidad de historias en las que la virtud gana la partida».

En definitiva, «la Iglesia tiene que hacer visible cómo transforma la vida de las personas, cómo el Evangelio se hace visible hoy en esta persona concreta, y cómo eso cambia su entorno, cuando esta persona se ha entregado con radicalidad evangélica», afirma don José Gabriel Vera, Director del Secretariado de la Comisión episcopal de Medios de Comunicación. Ahora bien, «existe una gran diferencia entre lo que una persona conoce en persona de la Iglesia y lo que conoce a través de los medios», constata este sacerdote navarro, que sucedió en 2011 al padre Gil Tamayo al frente de este departamento. «En mi parroquia, sé lo que hacen, sé cómo atienden a las personas», mientras que la visión global de la Iglesia suele estar «muy ideologizada», explica.

Revertir esta situación «está en nuestras manos». Para eso hay que empezar a asumir que «la Iglesia tiene 1.200 millones de portavoces», y concienciar a las diócesis de que «la comunicación es un activo en la institución, no es un pasivo, un lugar de defensa, sino un lugar de propuesta». Ése es el mandato que tenemos, recuerda: Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio.

Hace falta también más profesionalidad. Uno de los puntos centrales en la Asamblea de Delegados de Medios de Comunicación, que se celebrará en Madrid, del 3 al 5 de febrero –explica el padre Vera–, es «cómo ser más eficaces en el uso de las agencias de noticias eclesiales (como la agencia SIC, Odisur o AVAN) y de las no eclesiales. El cuello de botella de la información de la Iglesia está en los portavoces y en las agencias de noticias. Si esto sabemos hacerlo bien, nuestra voz será mejor difundida». ¿Cómo se logra esto? «Trabajando más, trabajando más rápido, trabajando mejor. Profesionalidad, en una palabra».

La ocasión no puede ser más propicia. «A nivel de comunicación, vivimos un momento muy especial; esto es una oportunidad y un gran reto», constata don Isidro Catela, director de la Oficina de Información de la CEE. Gracias al Efecto Francisco, «se está llegando a mucha gente que antes no ponía la oreja, no levantaba la vista cuando tenía la tele puesta en casa y aparecía el Papa. Ahora sí. Hay un gran interés suscitado, una nueva curiosidad».

Para el trabajo diario del propio Catela, «eso supone que nos tomamos muchos cafés y comemos mucho con periodistas». Lo llamativo –afirma– es que el diálogo, a menudo, va mucho más allá de lo meramente profesional; «hay gente a la que le gustaría volver a la Iglesia, que le gustaría creer, gente que te pide una lectura, un consejo sobre colegios para los niños…».

El cambio –añade Isidro Catela– lo notan también los expertos en información religiosa en los medios generalistas. «Ya no tienen que mendigar espacios. Ahora dicen: Empezamos a ser necesarios; se nos valora en las redacciones».

Isidro Catela, director de la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal

Aprovechar el Efecto Francisco

Sin embargo, el Efecto Francisco no resuelve todos los problemas. «El terreno está sembrado, pero ahora tenemos que aprovechar bien eso, y no se evangeliza a golpe de mando a distancia ni de titular. Se necesita después un acompañamiento personal», advierte Catela.

En lo que respecta a los profesionales católicos de la información, se ha hecho y debe seguir haciéndose «mucho trabajo de argumentario racional». Y añade: «Pero esto es insuficiente; hay que dar argumentos de emoción, tocar el corazón de las personas». Isidro Catela, que dirige el programa Testimonio, en La 2 de TVE, y está al frente de la comisión para el seguimiento y mejora de los contenidos de 13TV, echa de menos una «mayor presencia católica en el territorio de la ficción», con películas y series televisivas. «No es un buen momento para financiar eso», admite. «Al mismo tiempo, hay que ser conscientes de que, en el contexto en el que estamos, no jugamos en Primera División, y nos pegaríamos un batacazo si jugáramos a ser otra Telecinco, otra Antena 3». Pero «hay que cultivar el talento para la ficción, tener los objetivos claros y un poco de paciencia histórica. ¿Que no es el momento para hacer un gran barco? Pues hagamos un bote decente. Lo que debe estar claro es cuál es el puerto al que queremos llegar».