Apasionados por Dios - Alfa y Omega

Apasionados por Dios

El franciscano conventual y periodista Luis Esteban Larra recoge, en el libro Por mí y por el Evangelio, (editorial San Pablo) 23 testimonios y reflexiones en torno a la vida consagrada, en este año en el que el Papa invita a mirar especialmente a los consagrados y su papel dentro de la Iglesia. Obispos, monjas de clausura, religiosas que trabajan en barrios marginales, superiores de congregaciones… todos fueron niños y niñas sencillos, que un día escucharon la llamada de Dios y hoy dedican su vida entera a la acción y a la contemplación en países como Malawi y República Centroafricana, o entre las cuatro paredes de un convento. Éstas son algunas de sus historias

Colaborador
Mercedes Arbesú, misionera de María Mediadora

Mercedes Arbesú, misionera de María Mediadora

Asturias, Madrid, Malawi y Honduras definen a Mercedes. Periodista y misionera, en Honduras trabajó en un hospital rural y colaboró en Radio Progreso, la emisora jesuita de evangelización, de denuncia de las injusticias y de defensa de los más débiles. En Malawi, donde está ahora mismo, forma jóvenes misioneras y mata el gusanillo periodístico en el blog El silencio del baobab.

«Hay un riesgo de convertir la vida consagrada en un mundo ejecutivo, donde se juzga y se valora por los resultados. Y no es eso. La vida consagrada primero es, y de ahí sale hacia fuera y se da. De la oración, de una relación honda con Dios, surge el servicio, la misión y la acción», explica Mercedes.

Miguel Márquez, carmelita descalzo

Corría con chispa detrás del balón en el equipo de Plasencia, en Tercera División, y con timidez iba en pos de las muchachas. Pero Alguien dio un giro radical al guión de su vida. Miguel Márquez ingresó en la Orden de los carmelitas descalzos en 1983 y, desde febrero de 2015, es el Superior Provincial de la nueva Provincia de Santa Teresa.

Para Márquez, «la vida religiosa que me fascina es la que no hace ruido», y reconoce que los religiosos «hemos arropado, sostenido, alentado y en muchos momentos atendido los gritos de angustia de la sociedad, cuando la sociedad volvía la espalda incómoda a esos gritos de auxilio».

Prado González, agustina. Monasterio de la Conversión

La Madre Prado se sintió impulsada, junto con otras Hermanas, a dar vida al monasterio de la Conversión, en el año 2000. Hoy, es un proyecto con mucha identidad: comunión, unidad, conversión, compasión, reconciliación… La misión del monasterio es contemplativa y activa, porque «una contemplación que dejase fuera a los demás sería un engaño; y si dejase fuera a los más pobres sería una traición imperdonable. Y si se aliara al poder y a la riqueza, sería una obra demoníaca. La contemplación y la acción han de ir hermanadas, han de rimar bien en la vida. Caminar entre el fuego y el agua, para no caer en el activismo ni en el misticismo».

Patricia Noya, carmelita descalza

Esta estudiante de Bellas Artes tuvo tres experiencias en Roma, en una discoteca y en unos grandes almacenes, que la llevaron a dejarlo todo y a ingresar en el monasterio de las carmelitas descalzas de Hondarribia, en Guipúzcoa, del cual actualmente es Priora.

Juan José Aguirre, obispo comboniano

Este obispo de camisa a cuadros y pantalón vaquero recorre las aldeas y poblados de Bangassou, su diócesis de la República Centroafricana, como un párroco rural, ocupado y preocupado por la situación de su gente. Ha abierto varios hospitales y centros de salud, y numerosos proyectos educativos y de integración social. Iba para médico de cuerpos, pero acabó siendo cura de almas, sin miedo a arriesgar la vida al apuntar alto y claro a los culpables que destruyen a su paso todo lo que encuentran. «Más que voto de pobreza, lo que hacemos de verdad es voto de compartir la vida de los pobres, estar con ellos, animarlos y contar sus lágrimas, darles fuerzas en momentos de tribulación», afirma.

Ángel Fernández Artime, salesiano

El 25 de marzo de 2014, en el XXVII Capítulo General de los salesianos de Don Bosco, fue su elección como Rector Mayor. Desde entonces, el muchacho sencillo de Luanco, en Asturias, es el décimo sucesor de Don Bosco y el primer español en asumir el cargo. «Me he ido formando con un corazón pastoral que fuese capaz de latir con y para los jóvenes, de modo que siento que, entre ellos, se plenifica mi vida, mi vocación y mi ministerio». Para Fernández Artime, la opción más radical y profética de la vida consagrada es «la opción por los pobres, por los más necesitados y excluidos. La más radical y la que más pueden ver y notar, como testimonio, las mujeres y hombres de nuestro mundo».

Rosaura Rodrigo, hermanita de Jesús

Contemplativa en medio del mundo, vivió sus primeros años de vida consagrada en un barrio periférico de Bilbao, de postulante trabajó en un restaurante chino y, después del noviciado en Argelia, se ganó la vida en varias empresas de limpieza en España. En Turín, residió en un barrio de prostitución y trabajó como empleada del hogar. Desde hace 26 años, vive en un barrio marginal de Málaga, y es responsable regional de su congregación. «El evangelio de Mateo dice que encontramos a Dios en las imágenes crucificadas de Cristo», es decir, en los pobres.

Emili Turú, hermano Marista

El Superior General de los Hermanos Maristas, nacido en Barcelona y criado en un pueblo tarraconense, ha trabajado como educador con niños y jóvenes, y ha desarrollado la mayor parte de su actividad en el ámbito de la formación de candidatos a la vida consagrada marista y en servicios de animación de su Instituto religioso. Para Turú, la vida consagrada «es valiente, libre y audaz» y debiera ser, en la comunidad eclesial y ante el mundo, «un ejemplo evidente de la Iglesia en salida, de la que tanto habla el Papa Francisco».

Por Luis Esteban Larra