Volver a Daroca - Alfa y Omega

El pueblo aragonés de Daroca es también una hermosa ciudad medieval, famosa por sus tradiciones, pero aún más por ser la ciudad de los Sagrados Corporales-Reliquias del Cuerpo de Jesucristo muerto y resucitado.

La Iglesia parroquial alberga, además, los Corporales expuestos en la capilla del mismo nombre, construida por encargo de la reina Isabel la Católica. Expresan la fe y la devoción de los fieles en un pequeño mantel-corporal con las manchas de sangre de Jesucristo. Su hermosa capilla es lugar de peregrinación de muchas personas que creen y recuerdan en adoración lo más preciado de la vida cristiana, la Eucaristía que alimenta y da vida a la Iglesia.

Este año, el 16 de febrero, se ha cumplido el 770 aniversario de la fiesta religiosa del Corpus Christi y el 775 aniversario de los Sagrados Corporales. Dos fechas señaladas e irrepetibles que la Iglesia celebra con auténtica alegría, y a las que invita a toda la comunidad cristiana para participar de corazón. Los Corporales llegaron a la ciudad de Daroca a lomos de una mulilla que transportó la carga desde Lucente (Valencia).

Los Corporales-reliquia tienen una importancia decisiva para que la Iglesia instituyera, en el siglo XIV, la fiesta del Corpus Christi, que desde entonces se celebran por las calles de las ciudades con fe y devoción. Fueron los primeros tiempos de la procesión del Corpus Christi en Daroca.

Santo Tomás de Aquino, y sus estudios sobre la teología de la Eucaristía en la Suma Teológica, tuvieron una importancia muy grande en la aceptación de ese tema. El Doctor Angélico, que conoció el esplendor eucarístico de ciudades como Bolzena y Daroca, influyó en la difusión de la fiesta del Corpus Christi.

El entorno religioso de la ciudad de los Sagrados Corporales está presidido por la presencia de las Sagradas Reliquias y por el ambiente en las familias del pueblo y de la comarca. Durante siglos, han vivido la teología y el cariño a estas tradiciones eucarísticas.

Se nota especialmente en el comportamiento cristiano de muchas familias, en el florecimiento de la vida cristiana y su influencia espiritual en la vida contemplativa, como el monasterio de Santo Domingo (Madres dominicas), en la religiosidad de tantas asociaciones de seglares que han pervivido a lo largo de los siglos, como son las Damas y los Caballeros de los Sagrados Corporales.

Volver, hoy y siempre, a esta ciudad, es vibrar con la fe en los Sagrados Corporales, penetrar en la intimidad religiosa de las personas y de las familias, celebrar con gozo el Evangelio de Jesús que nos acompaña con su presencia en la Eucaristía, que sale por las calles e invita a expresar nuestro amor y devoción a Jesucristo, muerto y resucitado por los hombres.

+ Carmelo Borobia Isasa
obispo auxiliar emérito de Toledo