Hermanos sacerdotes, habitemos en el confesionario - Alfa y Omega

Hermanos sacerdotes, habitemos en el confesionario

Redacción

«Estamos llamados a donar a los hombres la misericordia de Dios, pero, en realidad, es la misericordia de Dios la que se nos da cada vez que la damos a nuestros hermanos»: así habló el cardenal Mauro Piacenza ante doscientos sacerdotes y seminaristas que han participado, en Montilla (Córdoba), en el curso Ministros de la misericordia, según san Juan de Ávila, celebrado los días 13 y 14 de febrero.

El Penitenciario Mayor de la Santa Sede ha pedido a los sacerdotes «una preocupación pastoral que vaya desde la simple fidelidad a un horario fijo de confesionario, a la preocupación por quien se dirige a nosotros, pidiendo otra cosa, pero pudiendo ser eficazmente guiado a la celebración del Sacramento». De hecho, «sería una gran traición a los hombres –y, sobre todo, a los más jóvenes y a los más frágiles– no estar disponibles a acompañar concretamente en una experiencia real de ese tipo». Por ello, el cardenal Piacenza pidió que «seamos cada vez más ministros de la Misericordia también habitando en el confesionario», al que definió como «aquel lugar santo, sagrado casi como el tabernáculo, en el cual asistimos al drama de la lucha del hombre contra el pecado, al drama de la lucha del pecado en el hombre; y, al final, a la victoria de Cristo».

Para ello, es preciso «que cada uno de nosotros, sacerdotes, llamado a ser ministro de la Misericordia, recuerde de modo permanente las propias experiencias de misericordia. ¿Cuántas veces he sido perdonado? ¿Cuántas veces me ha perdonado un hermano con el cual no me he comportado bien?» Y concluyó: «Entre los hombres mendicantes de misericordia, hemos sido elegidos nosotros, sin ningún mérito de nuestra parte, para llegar a ser también donantes de Misericordia. Queridos hermanos: ¡Dios es Misericordia! ¡Dios es todo Misericordia! ¡Dios es sólo Misericordia!».