Horizonte luminoso - Alfa y Omega

Hace unos días se graduaron –sí, ya sé que tengo pendiente hablar de lo que es una graduación en Proyecto Hombre– dos mujeres de uno de los programas que desarrollamos aquí, en Málaga. Se llama Programa Alaia.

Alguien me preguntaba un día por qué se llama así este programa. Todo surgió porque está destinado a trabajar con mujeres tristes, que han perdido la alegría y la ilusión de vivir desde hace tiempo. Esa persona me decía, con muy buen criterio, que no podíamos llamarlo el programa de las mujeres tristes. Así que decidimos darle la vuelta y atender al cambio que queremos ver en ellas. Pero claro, en este idioma, lo de mujeres alegres tiene un componente peyorativo que no queremos para ellas. Así que, dándole vueltas, empezamos a ver cómo, en otra de nuestras lenguas oficiales, sonaba aquello de alegre. Y en euskera se llama alaia.

Hace poco se graduaban las dos primeras mujeres de este programa, que tras un año de trabajo personal son capaces de decir cosas como: «Aterricé en Proyecto Hombre porque necesitaba ayuda. Había perdido muchas cosas y estaba cansada de luchar, porque no sabía cómo seguir haciéndolo». O: «Después de once meses miro hacia atrás y veo el camino que he recorrido. He solucionado muchas cosas que tenía sin resolver. No es que ahora no tenga problemas, es que puedo afrontarlos. He recuperado el gusto por la vida, algo que creía perdido para siempre. El horizonte que veía negro se abre ante mí, luminoso, otra vez».

Ese es el objetivo perseguido, que la persona sea capaz de ser feliz con lo que tiene y que se sienta competente para afrontar lo que de bueno y malo le sale al encuentro. Y esta es nuestra máxima alegría: que sienta que puede y tenga ilusión por hacerlo. Cuando esto se produce, sentimos que merece la pena nuestro trabajo, que el proceso de acompañamiento respetuoso que pretendemos hacer con todas las personas que se acercan a nuestros dispositivos ha tenido sentido. Y esto también contribuye a nuestra felicidad personal.

Lo que es bueno para una sola persona, es bueno para el mundo. Ese es el horizonte luminoso que queremos mirar.