La escondida vida de Elena Calero - Alfa y Omega

La escondida vida de Elena Calero

A Él la Gloria es el emotivo documental de HM Televisión que narra la vida de Elena Calero, una joven de Alcalá de Henares fallecida a causa de una leucemia a los 23 años. La enfermedad y la muerte no pudieron ocultar una profunda vida espiritual que hace de Elena un modelo para los jóvenes de hoy: «disfrutó muchísimo de su juventud y no perdió el tiempo, porque vivió de cara a Dios y muy pendiente de los demás»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: HM Televisión

«Sin Dios no se puede entender a Elena», dice Salvador, el padre de Elena Calero, la joven que protagoniza el documental A Él la Gloria, que HM Televisión ha realizado sobre una joven «llena de vitalidad y muy alegre, con un deseo muy grande de conocer a Jesucristo y vivir la vida de la Iglesia», afirma en el clip Fermín Peiró, director espiritual de Elena desde que tenía 16 años.

Elena nació el 6 de diciembre de 1990, en el seno de una familia cristiana. Según Lidia, su madre, «para ella fue algo muy normal ir a Misa y ver el crucifijo en casa. Fue una chica sencilla desde pequeña», que partir de recibir la Confirmación empezó a profundizar en su fe y en su relación con Cristo.

«Lo primero es la oración», solía decir al grupo de jóvenes de su parroquia, del que era la encargada. «Empezamos a ir a Misa todos los días gracias a ella», dice una amiga, «porque ella misma vivía mucho la Misa», recuerda su madre. «Cristo era su vida. No entendía su vida si no era con Cristo», señala.

«No podía vivir sin la Palabra de Dios, sin la adoración, sin pasar ratos delante del Señor», afirma también su director espiritual.

Toda esta vida interior no se disipó cuando llegó la enfermedad, sino que «se abrazó a la cruz y en ningún momento la rechazó», dice su madre.

A Elena le diagnosticaron leucemia mieloide crónica en 2014, lo que ella recogió en su diario de esta forma: «El Señor me llama a que le siga cada vez más de cerca, sin miedo, sin dudas, solo con amor».

«Ella lo vio como una llamada del Señor, desde el minuto uno. Repetía mucho: “Dame fuerzas para vivir esto”», dice Fermín, lo que Elena empezó a vivir con un fecundo sentido de ofrecimiento: «Ahora hago la más necesaria de todas las cosas: ofrecer mi vida como Jesús en la Cruz para salvar a muchos», escribía esos días.

El los meses siguientes, su salud se fue deteriorando poco a poco hasta hacerla ingresar en el hospital. Fermín recuerda de aquellos días una ocasión en la que fue a darle la Eucaristía en su habitación: «Cerró los ojos y se recogió, se notaba que era un momento decisivo en el combate que estaba librando», dice su director espiritual en el documental.

También fue a verla al centro el obispo de su diócesis, Juan Antonio Reig Pla, quien salió sorprendido porque «se la notaba muy cansada, pero su mirada transmitía la serenidad de su alma y su descansar en el amor de Dios».

Finalmente, el 20 de noviembre de 2014, Elena dejó de respirar. Nada más enterarse, su director espiritual fue al hospital y allí se encontró «con el cuerpo de Elena lleno de heridas por el desgaste de la enfermedad, pero en el rostro una felicidad y una paz llamativas».

Durante el velatorio se expuso el Santísimo y acudió mucha gente, sobre todo jóvenes. Y el funeral lo presidió el propio Reig Pla, que recuerda que ese día «celebramos la victoria de Elena sobre la muerte. Era la celebración de la resurrección de Jesucristo. Elena tenía alas para encontrase con el Altísimo».

Elena Calero fue «una muchacha bellísima, tocada por la gracia de Dios, de una gran belleza interior en sus gestos y actitudes. Eso no se improvisa, eso está sembrado por Dios desde su familia, y regado desde la oración», recuerda su obispo en el documental.

Para Fermín, Elena es un ejemplo para los jóvenes porque «disfrutó muchísimo de su juventud y no perdió el tiempo, porque vivió de cara a Dios y muy pendiente de los demás», empezando por su familia y sus amigos».