No es verdad 750 - Alfa y Omega

Se lo llevaban… y se lo siguen llevando. Por favor, vuelvan a echarle un vistazo, otra vez, a la viñeta de Mingote que ilustra este comentario. ¿Acaso hay algún día -desde hace ni se sabe cuántos- en que el Boletín Oficial del Estado no autorice la concesión de subvenciones, fondos y mamandurrias diversas a los sindicatos mayoritarios que sólo se representan a sí mismos? No sé, se lo digo de verdad, si lo de la Constitución, que va al reformatorio en la viñeta de Mingote, ha sido una reforma, un remiendo, o un apaño; lo único que sé es que la inmensa mayoría de los humoristas han pintado, estos días, en los diversos periódicos viñetas que explican mejor que mil argumentos a qué se ha debido ese asombroso acuerdo entre PP y PSOE. Montoro ha pintado, en La Razón, a la señora Merkel diciendo: «Parece seguro que, después del 20-N, Mariano Rajoy me sucederá en la presidencia del Gobierno de España». Y Ricardo, en El Mundo, ha pintado la bandera alemana ante un Palacio de la Moncloa en cuyo frontispicio se lee: «Palacien der Moncloen». El propio Mingote ha pintado a los líderes de la UGT y de CC. OO. sentados en un banco y dialogando: «-¿Cuándo se enterarán esos diputados del 90 % de la Cámara de que los demócratas somos tú y yo? -Se aprovechan de que son más».

Pues sí: aquí está resultando que, acostumbrados como nos tienen a que los que son menos sean los que deciden, cuando una mayoría del 90 % decide algo, se considera antidemocrático. A este esperpento se ha llegado en la democrática España actual. Todos hemos podido contemplar ensimismados a los socialistas de diseño, pañuelito rojo sin planchar al cuello, recién sacado de la cajita hasta el año que viene, en Rodiezmo, cantando a voz en grito, con el puñito cerrado, aquello de los parias de la tierra y lo de famélica legión. La mayoría de los cantores se han pasado las vacaciones en cruceros y hoteles de cinco estrellas, dando propinas a los de la famélica legión y sin preocuparse de los cinco millones de parados, que ésos sí que son parias de esta tierra. El humorista Quero ha pintado a Alfonso Guerra -el de Mi hermano-, pañuelito rojo al cuello, vociferando: «En el PSOE amamos a los pobres! ¡Por eso hemos generado tantos!». Y dice Rubalcaba, ése que ahora tiene todas las soluciones que en siete años de Gobierno no ha puesto en práctica, que él es el que arregló lo de los controladores aéreos. Todos ustedes recordarán la militarización del espacio aéreo. ¿Acaso pretende militarizar la mente de cada españolito? ¡Hombre!, yo sé que le encantaría, pero lo va a tener un poquito crudo… Educación para la ciudadanía incluida. Hemos podido leer, estos días, a corifeos de Rubalcaba y de Zapatero que ahora huyen del barco como las ratas ante el naufragio, pero que no se privan de escribir sobre «la España negra, de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento». Es obvio que les encantaría militarizar las conciencias; casi tan obvio como que se les ha atragantado la JMJ, porque las conciencias -ni siquiera la de los más jóvenes- no se dejan militarizar así como así.

Y, ya que hablo de huelgas de controladores, la gente, en general, haría bien en no dejarse engatusar por demagogias sobre profesores que sólo trabajan veinte horas, porque trabajan bastantes más corrigiendo exámenes hasta las madrugadas, y en esta España de alucinante déficit de sensatez y de sentido común, muchos profesores harían bien en pensar que si ellos tienen muchos méritos, ganados a pulso, la inmensa mayoría de los parados también los tienen y no pueden trabajar ni veinte horas ni ninguna. Y si creen que una huelga de profesores va a arreglar la situación, vamos todos listos. Y, luego, está lo de los dirigentes catalanes que no acatan las Sentencias de los Tribunales de Justicia, ni tampoco lo que recomienda el más elemental seny. Lo más opuesto a lo católico, es decir, a lo universal, es lo nacionalista cateto y aldeano; por mucho estandarte de la Virgen de la Cinta que se lleve luego en procesión, se acaba subvencionando el aborto. Por cierto: he tenido el disgusto de ver una falaz e insidiosa viñeta de Cortés, sobre la JMJ, en la que ha pintado a un grupo de católicos que gritan Benedicto, Benedicto, y a otro de los que él llama laicos, gritando Jesucristo, Jesucristo. Cortés sabe que no es verdad. Los verdaderos laicos que gritaron Jesucristo, de rodillas ante el Santísimo, estaban en Cuatro Vientos, y los que él llama laicos están en otras plazas que, por lo visto, él frecuenta mucho y así le luce el pelo, en las que gritan eso, tan católico, de «¡Más puestos fijos y menos Crucifijos!». Eso es lo que les interesa.