Pidamos a la Virgen por todos los niños - Alfa y Omega

Pidamos a la Virgen por todos los niños

María Martínez López
Ilustración: Asun Silva

¿Sabéis cuánto son 40.000 kilómetros? Es la distancia que se recorre si te vas al extremo oriental de Rusia, y vienes hasta Madrid recorriendo casi todos los países de Europa y visitando un montón de ciudades distintas. Y precisamente eso es lo que está haciendo el icono de la Virgen de Czestochowa, que estuvo en Madrid la semana pasada. El objetivo de este gran viaje es animar a la gente a que rece por la vida, y a esta oración también están invitados los niños. Por ejemplo, cuando el icono estuvo en la basílica de la Virgen Milagrosa, en Madrid, hubo un encuentro especial para ellos.

La imagen de la Virgen «había venido desde Czestochowa, en Polonia, y por eso estábamos muy emocionados. Nos reunimos de tres colegios distintos» para rezar juntos «y lo pasamos muy bien», cuenta Almudena, de 10 años y alumna del colegio Inmaculada-Marillac. El padre Juanjo, párroco de la iglesia, les explicó algunas cosas de la imagen. Cristina, de 12 años, cuenta que el icono de la Virgen «tiene un arañazo en la cara porque los que no eran cristianos la quisieron herir con una lanza». Náyade (10 años) añade que, «aunque lo han intentado restaurar muchas veces, la marca de la lanza siempre se quedaba».

Para mucha gente, esto es un signo de cómo la Virgen sufre con todas las cosas malas que hacen los hombres. Una de ellas es el aborto. De hecho, es una de las peores, porque significa matar al ser más indefenso: un niño que crece dentro de su madre. La Virgen, que llevó al Niño Jesús, sufre mucho con esto, y quiere ayudarnos a pedirle a Dios que proteja a esos niños. Por ello –explica Sandra, de 11 años–, en el encuentro con la Virgen pidieron por la vida, «porque nosotros tenemos vida, y queremos que puedan tenerla también» todos los niños.

Almudena y su compañera Daniela dicen que otras cosas que les llamaron la atención fue la boca de la Virgen, «que tiene los labios cerrados y eso significa que la Virgen, más que hablar, escuchaba»; y también su mirada, «con la que muestra cariño a todos».