El presidente de Guatemala, tras su audiencia con el Papa: «Deja marcada mi vida» - Alfa y Omega

El presidente de Guatemala, tras su audiencia con el Papa: «Deja marcada mi vida»

El presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, tuvo la inesperada suerte, el sábado, de ser uno de los últimos dignatarios recibidos por Benedicto XVI. Cuenta que vio «a una persona con mucha paz y tranquilidad interior», preocupado por temas como la situación de los inmigrantes y la desintegración familiar

Jesús Colina. Roma

¿Qué habló con el Santo Padre durante su encuentro privado?
Le puedo decir que estuve muy emocionado. Fue un privilegio y un honor para mí tener esta audiencia con el Santo Padre, pocos días antes de retirarse. Le dije que para nosotros, en un primer momento, la noticia de su renuncia fue una conmoción, pero le apoyamos, le entendemos, y cuenta con nuestras oraciones. Vi en él a una persona con mucha paz y tranquilidad interior. Me dijo que estar al frente de la Iglesia demanda mucha actividad, y que está convencido de que lo mejor para la Iglesia es que haya un nuevo Papa. Por su edad, se siente cansado, pero a mí lo que me impresionó es que el Papa tiene una lucidez, una claridad, y una sabiduría profunda en todos los temas; nos muestra que esta decisión está respaldada por sus virtudes: la humildad, la responsabilidad, la honestidad, y la seriedad, para tomar esta decisión tan dura y tan difícil.

¿Qué preocupaciones pudo compartir con el Papa?
Ante todo, la situación de los migrantes. El Papa tiene muchísima claridad en sus recomendaciones sobre este tema. Tiene muy claro que casi la mitad de los obispos en Estados Unidos son hispanohablantes. Sabe de los esfuerzos que la Iglesia está haciendo, pues son instrucciones que ha dado para respetar los derechos de los migrantes y acompañarlos. Quiere que las iglesias tengan las puertas abiertas para acogerlos. La preocupación que me mostró es que, cada vez que un migrante se va del país, deja su familia y eso provoca desintegración familiar. Y tiene toda la razón, pues la desintegración familiar trae después otros problemas sociales. También hablamos de la violencia, de la inseguridad y de la protección a la vida, sobre todo de los niños. No sólo desde el momento de su concepción, sino que hay que acompañar a esos niños para que tengan la oportunidad de vivir con dignidad.

¿Cómo recibió la noticia de la renuncia del Santo Padre?
En Guatemala, a las 5:30 de la mañana recibí la noticia. No sabíamos qué iba pasar, ni si se iba a mantener la audiencia. En el transcurso de la mañana recibimos la gran noticia de que la audiencia no había sido cancelada. El encuentro se había postergardo por el terremoto que sufrimos en el país y, en aquel momento, el Papa nos había enviado una Nota para decirnos que oraba por Guatemala y por la gente que había sufrido.

¿Qué le queda de este pontificado?
El recuerdo del Papa que ha guiado a la Iglesia en estos últimos ocho años con una gran sabiduría. Y, sobre todo, me llevo el gran recuerdo de mi audiencia con él: hablar con él a solas transmite una gran paz y tranquilidad. Es un recuerdo inolvidable. Deja marcada mi vida.