El cardenal Comastri, sobre la renuncia de su amigo Benedicto XVI: «Dios, desde el cielo, sonríe» - Alfa y Omega

El cardenal Comastri, sobre la renuncia de su amigo Benedicto XVI: «Dios, desde el cielo, sonríe»

El cardenal Angelo Comastri es conocido como el hijo espiritual de la Madre Teresa. Juan Pablo II le llamó a colaborar de cerca con él en el Vaticano. Benedicto XVI, en 2006, le confió la acogida espiritual de los peregrinos en el Vaticano, al nombrarle arcipreste de la basílica de San Pedro. El purpurado, que no esconde para nada el dolor que le provoca la renuncia de su amigo, ha querido compartir en esta entrevista su reacción a la renuncia de Benedicto XVI

Jesús Colina. Roma
El Papa, con el cardenal Comastri, el 28 de abril de 2005

¿Qué ha pensado al recibir la noticia de la renuncia del Papa?
En un mundo lleno de personas aferradas al poder, incapaces de liberarse del control, ávidas de subir y subir cada vez más, qué evangélico y contra la corriente es el gesto de quien dice con honestidad: Perdonadme, me faltan las fuerzas, que Jesús llame a otro al timón de la Iglesia, yo me retiro del poder al silencio y la oración. ¡Gracias, Papa Benedicto! Has propinado un golpe al orgullo de todos. El mundo ha quedado sorprendido. La Iglesia ha quedado edificada. Todos estamos llamados a tener en cuenta este gesto y Dios, desde el cielo, sonríe, porque un rayo de su luz ha logrado deshacer la densa niebla de la soberbia humana. Y la Iglesia continúa su camino, regida por la certeza de que Jesús permanece siempre al timón de la barca, sin interrupción. Y esto es suficiente para darnos optimismo.

Usted ha conocido bien al Papa Benedicto. ¿Qué destaca de su personalidad?
La gran bondad, la gran sencillez, y también la capacidad para sentirte a gusto con él. Siempre que he hablado con el Papa, he experimentado la misma sensación como si hablase con un padre, como un padre bueno, que desea transmitir a los demás el fuego del Evangelio que lleva en su corazón. Este recuerdo lo guardaré siempre.

¿Qué balance hace de este pontificado?
El Papa deja una gran herencia. Benedicto XVI nos ha enseñado a leer la historia de la Iglesia con el criterio de la continuidad. Algunos querían leer el Concilio Vaticano II como una ruptura. El Papa Benedicto ha dicho: No. En la Iglesia no hay rupturas, se da un crecimiento, un desarrollo, pero siempre en continuidad. Son dos mil años de historia de una comunidad que está viva y que es coherente con el agua que mana del manantial, que mana de Jesús. Por eso, el Papa Benedicto XVI también nos deja una visión muy espiritual de su papel y de su pontificado. No ha hecho más que conducirnos al manantial del Evangelio, pues la Iglesia rejuvenece. No se basa en las modas del momento, sino que encuentra la frescura en los orígenes, en la fidelidad al Evangelio, purificándose, quitándose todo el polvo que los siglos pueden haber dejado en su rostro.