¿Quién arregla los platos rotos de la violencia familiar? - Alfa y Omega

¿Quién arregla los platos rotos de la violencia familiar?

La Escuela de Abuelos de Valencia forma a los mayores en el papel de mediadores ante la violencia entre padres e hijos. «Esta generación está viviendo una crisis familiar muy grande, y los abuelos tenemos que dar un paso al frente», dice su responsable

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Rob Swystun

«Hay tantos problemas hoy entre padres e hijos, que es necesario que los abuelos den un paso adelante», afirma Rafael Ortín, responsable de la Escuela de Abuelos del Arzobispado de Valencia, que ha comenzado esta semana una nueva edición con una charla para abordar el papel mediador de los abuelos en los conflictos entre padres e hijos.

«Las nuevas generaciones están viviendo una crisis familiar muy grande. Tenemos que cuidar el futuro, y los abuelos tenemos mucho que hacer y que decir. Hay cosas que creemos que nos superan, pero estamos capacitados para hacerlas», asegura.

Para Ortín, la mayor causa de este aumento de la agresividad intrafamiliar es el divorcio, que se ha convertido en «una auténtica epidemia». «Es mala para los cónyuges y también para los hijos. Solo trae problemas y pobreza, y eso es fuente de conflictos».

Rafael cuenta que «soy pediatra y veo cada vez más problemas en la consulta en los hijos de parejas divorciadas. Después de un divorcio o una separación, la vida de un niño da un vuelco: cambia de casa y de ambiente cada semana, y muchas veces se les mete en un conflicto que no es el suyo. Llega un momento en que muchos niños dicen: “No me quiero ir con papá, o con mamá”. También hay conflictos cuando aparece otra pareja de repente en la vida de uno de los padres, o cuando uno habla mal del otro, o cuando hay desavenencias en el terreno económico». En muchos de estos casos, «a los problemas logísticos se suman los problemas afectivos. La agresividad dentro de la familia se carga y muchas veces acaba saliendo en forma de disputas entre padres e hijos».

La agresividad no se limita solo a las familias rotas, sino que también puede afectar a cualquier hogar: «Siempre va a haber problemas entre padres e hijos. Si nos queremos, también discutiremos, lógicamente. Todas las familias y matrimonios necesitan una buena comunicación, porque muchas veces fallamos a la hora de expresarnos y hacer ver al otro nuestras necesidades, sentimientos y deseos. En general, nos cuesta comprendernos y entendernos, y más cuando hay una brecha entre padres e hijos, que al final es fuente de conflicto».

Aconsejar sin tomar partido

Por eso, en medio de este panorama «el sufrimiento de los abuelos es muy grande, y nuestro cometido es dar mucho cariño y consuelo». Para ayudarlos, la Escuela de Abuelos de Valencia les ofrece técnicas de mediación entre padres e hijos. Rafael Ortín afirma que «los abuelos deben comprender que pueden intervenir en el diálogo familiar favoreciendo la comunicación entre sus hijos y sus nietos».

Los mayores «tienen la ventaja de la experiencia, por haber vivido ya muchos conflictos, y pueden aportar su experiencia para mejorar la convivencia».

Ortín cuenta que «te puede venir un nieto y contarte que ha discutido con sus padres». «Nosotros podemos hacerles comprender, aconsejar, hacerles ver las razones de los padres, interceder ante ellos». Eso sí, «no les puedes desautorizar y debes conservar la confidencialidad si un hijo te cuenta algo privado: no te puedes chivar a sus padres, porque entonces no te contará más cosas».

Durante los ocho años de vida de la Escuela de Abuelos, «siempre hay alguien que duda sobre cómo conducirse con los nietos cuando están en una edad difícil. Nosotros invitamos a que hablen con ellos, que no tengan miedo a dialogar con los nietos, porque tenemos que comunicar nuestra experiencia y nuestro testimonio».

Ante los padres, el abuelo puede hablar con ellos «siempre recordando que son ellos los primeros educadores. Puedes dar tu punto de vista pero no te puedes imponer. Puedes dar un consejo que creas que haga falta para reconducir una situación, porque desde fuera se ven las cosas mejor que desde dentro de la situación, pero siempre con respeto».

La llave maestra de la intervención de los abuelos es «no tomar partido ni por uno ni por otro», y «no tener miedo a ver nuestra intervención como una intromisión. Se puede ayudar sin ser invasivo, dar nuestro punto de vista de manera diplomática. A mí me gusta mucho parafrasear a Juan Pablo II: no tengáis miedo a ser abuelos y no solo canguros: sois educadores también por conciencia y por vuestro testimonio, y no podéis dejar de hacerlo».

Escalada de ida y vuelta

De 2008 a 2018, los delitos de maltrato infantil intrafamiliar pasaron de 4.000 casos a 6.500

Uno de cada cuatro niños sufre maltrato en España

Solo el 10 % de los menores maltratados pide ayuda

Uno de cada diez menores maltrata a sus padres en España

En diez años las denuncias se han duplicado

Solo se denuncia el 15 % de los casos reales

La madre sufre las agresiones en un 100 % de los casos

Fuentes: Fundación Amigó, Save the Children
e Infanciaendatos.es