María, la que desata los nudos - Alfa y Omega

María, la que desata los nudos

Juan Antonio Martínez Camino
Estampa de la Virgen María, ‘la que desata los nudos’, enviada por el cardenal Bergoglio a monseñor Martínez Camino

El nuevo Papa, Francisco, es un enamorado de María, la Madre del Señor. La venera especialmente bajo esta advocación: La que desata nudos. Escribiéndome desde Buenos Aires, me adjuntaba siempre la estampa de la Knotenlöserin, reproducción de un cuadro del año 1700 que se conserva en la iglesia de los jesuitas de Augsburgo. El padre Bergoglio introdujo esta devoción en Argentina. He conservado esas estampas, que me llamaron poderosamente la atención. Ahora las guardaré con más cariño todavía.

Estampa de san José, enviada por el cardenal Bergoglio a monseñor Martínez Camino

Parece que quien encargó ese cuadro pretendía representar un favor del Cielo recibido por María: la recomposición de su matrimonio. Por la Virgen se desató el nudo que lo ponía en peligro.

El Concilio Vaticano II recoge una tradición de los Padres de la Iglesia que reconoce en María a la Nueva Eva, por la que se desataron las ataduras del pecado con las que la vieja Eva había esclavizado a la Humanidad: «Eva, por su incredulidad, ató el nudo del pecado, que María desató por medio de su fe». El Concilio cita a san Ireneo de Lyon en la Constitución de la Iglesia, número 56.

Oremos por el Papa Francisco: «Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, Tú que con el corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que recibas en tus manos al Papa Francisco y que lo libres de las ataduras y de las confusiones con que nos hostiga el enemigo. Amén».