Juan Barrera: el niño mártir de 12 años - Alfa y Omega

Juan Barrera: el niño mártir de 12 años

El Papa acaba de aprobar el decreto de martirio de Juan Barrera Méndez, un niño de 12 años asesinado por odio a la fe en Guatemala en 1980. Junto a él, hay otros nueve mártires guatemaltecos de aquellos años y tres mártires españoles durante la Guerra Civil

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Con 12 años, Juan Barrera ya era catequista en su parroquia, explicaba el catecismo a los más pequeños y se le podía encontrar llevando el rezo del Rosario antes de la Misa. Perteneciente a una devota familia de Acción Católica de su pueblo, Segundo Centro de la Vega, le tocó vivir los años del enfrentamiento entre el ejército nacional y la guerrilla.

En 1980, el Ejército realizó una operación de limpieza en su pueblo y registró el lugar casa por casa. Muchos hombres, mujeres, ancianos y jóvenes, fueron apresados y amarrados de pies y manos. Entre ellos estaban los hermanos Barrera Méndez; los tres mayores, después de unas horas de tortura, lograron escapar, lo que provocó que los militares se ensañaran con Juan, el más pequeño.

Se lo llevaron a un lugar cerca de un riachuelo y allí empezaron a torturarlo haciéndole heridas con cortes de cuchillo en las plantas de los pies. Después le hicieron caminar por las piedras para doblegarlo de dolor; por último, le cortaron las orejas, le quebraron las piernas y finalmente le acribillaron con balas.

El martirio de Juan tuvo lugar «en el curso de una persecución prolongada y sistemática de la Iglesia fuertemente comprometida en ese momento en la protección de la dignidad y los derechos de los pobres», dice la nota hecha pública por el Vaticano este viernes, que anuncia la próxima beatificación de diez de estos mártires guatemaltecos.

En esta persecución fue víctima también el español José María Gran Cirera, de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón, que en 1975 fue enviado a Guatemala, donde «hizo suyo el programa de la comunidad religiosa y la diócesis junto a los más pobres e indígenas, masacrados por el genocidio silencioso llevado a cabo por las autoridades militares», dice la nota de prensa. El religioso fue asesinado el 4 de junio de 1980 mientras regresaba a Chajul después de una visita pastoral a los pueblos de la parroquia.

Junto a ellos, la Congregación para las Causas de los Santos ha promulgado nuevos decretos para la beatificación de tres mártires capuchinos españoles durante la Guerra Civil española, una causa encabezada por Benedicto de Santa Coloma de Gramenet, guardián del convento de Manresa que, el 22 de julio de 1936, fue ocupado y devastado por milicianos anarquistas y marxistas. Los frailes buscaron refugio en lugares más seguros mientras Benedicto fue a una casa de campo cerca de Manresa que, el 6 de agosto de 1936, un grupo de milicianos atacó violentamente. Querían obligarlo a blasfemar, pero él se negó categóricamente. Así, fue llevado al lugar llamado La Culla, donde fue asesinado sin piedad. Unos días antes que él, mientras llevaba la comunión a una clarisa, Giuseppe Oriol, de Barcelona, fue secuestrado y luego fusilado, el mismo destino que sufrió otro compañero capuchino, Joan Romeu y Canadell.

Además, el Pontífice ha autorizado los decretos de virtudes heroicas de seis religiosos. Se trata de Giovanni Tavelli da Tossignano, obispo de Ferrara fallecido en 1446; Joachim Masmitjá y Puig, canónigo de la catedral de Girona, fundador de la Congregación de los Misioneros del Corazón de María; José Antonio Plancarte y Labastida, mexicano fundador del Instituto de las Hermanas de María Inmaculada de Guadalupe; el español José Pío Gurruchaga, fundador de la Congregación de las Auxiliadoras Parroquiales de Cristo Sacerdote; Antonio María da Lavaur, francés de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos; y María del Monte Carmelo de la Santísima Trinidad, carmelita descalza brasileña.