Emperador. Vencer no es arrasar - Alfa y Omega

Emperador. Vencer no es arrasar

Resurge el cine histórico sobre la Segunda Guerra Mundial. Y lo hace con historias muy poco tratadas hasta ahora por el séptimo arte. Emperador nos acerca a dos grandes figuras del siglo XX: el general MacArthur y el emperador Hiro-Hito. Una película que no defraudará a los amantes del género histórico

Juan Orellana
Fotograma de la película ‘Emperador’

Hace ya diez años que el realizador Peter Webber nos sorprendió con La joven de la perla, una adaptación de la novela histórica de Tracy Chevalier sobre el pintor Johannes Vermeer. Ahora vuelve a la adaptación histórica de la obra La salvación de su Majestad, de Shiro Okamoto. Terminada la Segunda Guerra Mundial, el general MacArthur recibe el encargo de iniciar la reconstrucción del Japón, golpeada duramente por las bombas atómicas. Pero estaba pendiente, como había ocurrido en Alemania, la depuración de responsabilidades bélicas. Lo que había empezado como un ataque traicionero a los Estados Unidos en Pearl Harbour, se había transformado en una cruenta guerra que asoló todo el pacífico. Ahora los aliados querían juzgar por crímenes de guerra a los cabecillas de la ofensiva. Al igual que muchos de los líderes del Tercer Reich, varios altos cargos nipones optaron por la vía del suicidio. Pero la cuestión verdaderamente grave era: ¿qué hacer con el emperador Hiro-Hito? Japón no se entendía sin su emperador, y una medida drástica contra él podía hacer inviable el proyecto de pacificación y reconstrucción del Imperio del Sol Naciente. Pero, por otro lado, el emperador no podía irse de rositas siendo el máximo representante del Estado. MacArthur le encarga al general Bonner Fellers que encuentre pruebas, si las hay, que permitan exculpar a Hiro-Hito de la guerra, y salvarle por el bien del futuro de Japón. Este difícil cometido centra el argumento de esta interesante película bélico-política, que junto a Monuments men demuestra que aún la Segunda Guerra Mundial esconde inédita enjundia cinematográfica, cuando muchos creían que ya todo estaba contado.

Las pesquisas del general Fellers (Matthew Fox) se ven entretejidas de una trama romántica en clave de flashback en la que descubrimos los intereses ocultos que tiene el general en salvar la figura del emperador. Detrás está la presión de un MacArthur (Tommy Lee Jones) que necesita dar respuestas rápidamente al Presidente de los Estados Unidos. Todo ello tiene como telón de fondo el encuentro entre dos culturas de difícil maridaje. El pragmatismo y la inmediatez del hacer americano, choca con la mística del Estado nipón, la devoción religiosa hacia el dios Emperador, y una sociedad basada en la obediencia ancestral y la poca transparencia. Fellers comprende que la justicia no es venganza, y que la justicia en la mentalidad oriental no es lo mismo que en la occidental.

Los contrapuntos de esta irresoluble bipolaridad están en los secundarios. El chofer de Fellers, Takahashi (Masayoshi Haneda), que trata de hacer, no sólo de traductor, sino de filtro cultural entre ambos mundos; y Aya Shimada (Eriko Hatsune), la mujer amada del general, que junto a su tío, el general Kajima (Toshiyuki Nishida), le permiten a Fellers entender un poco más la mentalidad japonesa.

El tono del film, es muy clásico, al estilo de Monuments men, pero naturalmente sin el humor de aquél. Aunque se trata de una película muy proamericana, no se oculta el horror de los bombardeos que masacraron a tantos inocentes, ni las barbaries de Hiroshima y Nagasaki, con las que comienza el film. Sin duda, lo mejor es el desenlace, un desenlace a mayor gloria de MacArthur, que sobre todo nos habla de política con letras mayúsculas. Cuando se vence, no se trata de arrasar al vencido, sino de ayudarle a salir adelante sin que vuelvan a suceder los horrores del pasado. Una notable película de entretenimiento para disfrutar en familia.

Emperador
Director:

Peter Webber

País:

Estados Unidos

Año:

2012

Género:

Drama

Público:

+7 años