Libros - Alfa y Omega

Libros

José Francisco Serrano Oceja

Crepúsculo. Ésta es la primera palabra de este libro apasionante, El misterio de la fecundidad, cargado de pensamiento, de teología, y de experiencia cristiana. Crepúsculo; es el título de una famosa serie literaria de ficción, y de sus derivadas cinematográficas y televisivas, que ha cautivado al público juvenil. Crepúsculo; un concepto que define algunas de las manifestaciones de nuestro tiempo, las del ser en el ocaso, las de la desesperanza. El mañana se presenta como un espectro siempre oculto que nos acompaña. De Víctor Hugo a Derrida, hay sólo un paso. Quienes esperan a Godot, los nuevos Vladimir y Estragón que se sientan a la vera de la Historia, indiferentes a la suerte del mundo, están atenazados por el miedo. Un miedo que nos hace entender la aventura de la fecundidad, la aventura de la vida que da vida en abundancia, como una amenaza. La fecundidad, según el hombre postmoderno, debe ser controlada.

El mayor drama de la vida es no dar fruto. El que no espera un mañana no se preocupa por el fruto. ¿Qué significa ser fecundo? ¿Cuál es la relación entre la fecundidad, la vida, el deseo, la novedad? ¿En qué consiste la fecundidad de la Encarnación? ¿Cómo hay que entender la afirmación de Jesús de que por sus frutos les conoceréis? ¿Qué diferencias existen entre fecundidad y productividad? ¿Cuándo una institución de Iglesia es fecunda? ¿Cuál es la dimensión teológica, histórica, antropológica de la pregunta por la fecundidad? Éstas son algunas cuestiones que se han formulado este grupo de jóvenes profesores de diversas disciplinas teológicas y filosóficas, pertenecientes al Instituto religioso de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María, y que ahora nos ofrecen en singular sinfonía, en esta edición de Monte Carmelo, preparada por Luis Granados e Ignacio de Ribera.

La fecundidad es una característica del ser. El ser, la existencia, encierra la paradoja de la fecundidad. La vida encierra la posibilidad de generar vida. Si nos preguntamos cuánto puede dar de sí nuestra vida, estamos preguntándonos cuánto puede dar de sí nuestro amor. Ése es el secreto de la fecundidad, el amor. Como diría Martin Buber, «toda vida verdadera es encuentro». Gracias a la vida, la especie se perpetúa de generación en generación. De ahí que la primera de las lecciones de la teología de la fecundidad estén en las genealogías bíblicas, experiencia de fecundidad, de promesa y de memoria en la creación. No hay fecundidad al margen de la palabra. La promesa de Dios introduce al hombre en una fecundidad nueva, de la que dan fe los profetas y que alcanza su cumplimiento con la encarnación de la Palabra de Dios, con Jesucristo.

Cuando hablamos de la paradoja de la fecundidad, el secreto de la vida, estamos hablando del hecho de que no es posible dar fruto sin poner en riesgo la propia integridad; esto es algo que sabe bien toda mujer. La enseñanza de Jesús no es novedad de idea, sino novedad de presencia; novedad de nacimiento, y de comprensión del sentido del nacimiento del hombre; novedad en la forma en la que el cristiano debe hacer el camino de la vida; novedad a la hora de afrontar la muerte y el encuentro con el Resucitado. Novedad que significa esperanza.