Una Palabra siempre nueva - Alfa y Omega

Una Palabra siempre nueva

Imitar a Jesús no siempre es tarea fácil. Pero es tarea de todos los creyentes. Para afrontarla con garantías, lo primero es acercarse a la Biblia

Alfa y Omega
Foto: Cathopic

«La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo». El Papa recupera esta afirmación de san Jerónimo, de cuya muerte conmemoramos el 1.600 aniversario, en el motu proprio por el que fija el Domingo de la Palabra de Dios este tercer domingo del año litúrgico.

En un tiempo en el que «estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos», Francisco subraya que «la Palabra de Dios une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo». Frente las «tendencias que intentan monopolizar el texto sagrado relegándolo a ciertos círculos o grupos escogidos», recuerda que la Biblia «no puede ser solo patrimonio de algunos, y mucho menos una colección de libros para unos pocos privilegiados».

Con esa convicción, el Sucesor de Pedro invita a celebrar activamente este Domingo de la Palabra de Dios y a cuidar de forma especial la liturgia, pero también pone deberes para el resto del año a todos los creyentes. Desde los obispos y sacerdotes, que tienen «la gran responsabilidad de explicar y permitir que todos entiendan la Sagrada Escritura», hasta el más sencillo de los fieles, pasando por los lectores o los catequistas, todos debemos acudir a la Palabra que «permanece siempre nueva».

Hay una estrecha conexión entre la fe de los creyentes y el acceso a la Palabra de Dios, que «causa dulzura», en palabras del Papa, por «la esperanza que contiene» al hablar de la Resurrección e impulsarnos a compartirla con los demás. Pero al mismo tiempo deja un poso de «amargura», cuando descubrimos «cuán difícil es para nosotros vivirla de manera coherente».

En la Biblia, Jesús se convierte en llamada permanente a trasladar «el amor misericordioso» del Padre a los demás. Imitarlo no siempre es tarea fácil. Pero es tarea de todos y cada uno de los creyentes. Para afrontarla con garantías, lo primero es acercarse a conocerlo, descubrirlo en las páginas del Evangelio en nuestra propia lengua, entender su contexto con la ayuda de otros, saborear los pasajes y rezarlos… y así salir al mundo renovados. Solo desde la Palabra seremos de verdad Buena Noticia.