Para las madres - Alfa y Omega

Para las madres

Manuel María Bru Alonso

Como explica en el prólogo Carmen Castiella, madre de familia, «en la educación de nuestros hijos hay un momento en el que tomamos conciencia de nuestros límites y asumimos que no podemos abarcar el universo de un hijo, ni conocer su alma en toda su complejidad y profundidad». Por eso «este libro es una propuesta para transformar la preocupación en oración (con la comunidad) y, solo en ocasiones, en acción. A dejar a nuestros hijos al cuidado del Señor, en brazos de la Virgen, bajo su manto, como hizo santa Mónica. A vivir la maternidad con más serenidad. La oración de las madres no es un recurso psicológico para quitarnos presión y relajarnos. No se trata de distanciarnos de nuestros hijos y así sufrir menos, sino de gestarlos y dar a luz de nuevo con nuestra oración».

El título del libro procede de una cita de Jeremías, que hace referencia a este viaje de ida y vuelta que hacen muchos hijos. Cuenta con dos partes bien diferenciadas. En la primera se ofrecen once estaciones del amor materno, que a veces se convierte en auténtico combate. También habla de la Iglesia, una Madre que sana. Y ofrece no pocos testimonios de madres y aportaciones de expertos.

En la segunda parte ofrece la historia de Mónica y Agustín. Cuando terminada la universidad vuelve Agustín con 20 años a su pueblo natal, su madre, ya viuda, lo encuentra cambiado. Ha dejado la Iglesia y pertenece a una secta maniquea. Mónica, una noche, tiene un sueño: «Se encontraba ella triste sobre una regla de madera cuando un joven resplandeciente y risueño se acerca y le pregunta el motivo de su tristeza. “Lloro la perdición de mi hijo”. Y le responde: “Tranquilízate y observa: donde tu estás, estará también él. Su Agustín está de pie sobre la misma regla». Unas páginas más adelante vemos el cumplimiento de esa promesa. En la vigilia pascual Agustín recibe el Bautismo de manos de san Ambrosio: «Agustín derrama muchas lágrimas en la celebración. Después de muchos años, ya obispo, se conmoverá recordando aquella noche. Es la felicidad de Mónica. Con el corazón lleno de confianza, ella siempre esperó que antes de morir vería a su hijo como católico. Y así fue. La obra de Dios se había consumado».

San Agustín escribiría con el tiempo: «No tengo palabras para expresar el amor tiernísimo que me tenía y cuánto mayor y más angustioso era el cuidado que tenía de procurar para mi alma». Parece cumplirse, en santa Mónica y en tantas madres-Mónica de hoy, una frase del Papa Francisco en Evangelii gaudium con la que se inicia la introducción del libro: «Los aburridos consejos de una madre dan fruto con el tiempo en el corazón de los hijos».

Manuel Morales, sacerdote agustino, profesor de espiritualidad, formador de comunidades de laicos y colaborador habitual de la revista Ciudad Nueva, tiene una larga experiencia de acompañamiento a novios y familias en las distintas etapas de la vida. En una reciente entrevista radiofónica, el padre Morales explicaba por un lado que «santa Mónica es una maestra de maternidad. Una mujer inteligente y sensible, de quien podemos aprender mucho». Y por otro lado, llevando como hace en el libro a santa Mónica a la vida de tantas madres, explicaba que «la vida de las familias es un camino hacia la plenitud en el que los padres tienen la difícil tarea de dejar que sus hijos sean los protagonistas de sus propias vidas, aunque eso signifique en algunos casos que se alejen».

Tus hijos volverán. Un «viaje» apasionante con Mónica y Agustín
Autor:

Manuel Morales

Editorial:

Ciudad Nueva