Consejero del Ayuntamiento de Zaragoza: «La colaboración con la Iglesia va en nuestro código genético» - Alfa y Omega

Consejero del Ayuntamiento de Zaragoza: «La colaboración con la Iglesia va en nuestro código genético»

Ángel Lorén, consejero del Ayuntamiento de Zaragoza considera que «no sería posible una política de acción social» sin la Iglesia y que «conseguir ese nivel de experiencia en una estructura funcionarial sería costosísimo»

Rodrigo Moreno Quicios
Ángel Lorén, consejero de Acción Social del Ayuntamiento de Zaragoza. Foto: Ayuntamiento de Zaragoza

«No tiene que haber prejuicios a la hora de evaluar los trabajos y nosotros tenemos una tradición católica de la que no nos avergonzamos en absoluto», opina Ángel Lorén, consejero de Acción Social y Familia del Ayuntamiento de Zaragoza. Desde octubre de 2019, cuando el consistorio y el Arzobispado firmaron un convenio que compromete a este último a abrir sus casas, la Iglesia zaragozana desempeña en papel fundamental en la acogida de refugiados.

Aparte de poner sus viviendas a disposición de los refugiados, el Arzobispado ha asumido en este documento la responsabilidad de favorecer su integración en la ciudad. «Es tan importante como la propia acogida», valora Lorén. «No podemos aparcarlos y dejarles viendo la televisión, tenemos que aprovechar este tiempo para formarlos, enseñarles el idioma, apoyarles en la búsqueda de empleo, completar su currículo y darles a conocer sus derechos en este nuevo país al que llegan», añade.

Según cuenta Lorén, uno de los principales objetivos de su consejería es impulsar la colaboración entre colectivos. «Nos damos cuenta de que muchas asociaciones no se conocen entre sí», lamenta. Por ese motivo, celebra «que se haya vinculado el Arzobispado» al compromiso por resolver «un problema estructural de las sociedades europeas». «La colaboración con la Iglesia va en nuestro código genético y nuestra cultura», presume.

Por tanto, reconoce que «no sería posible una política de acción social sin esta institución». Y señala que las confesiones religiosas y las entidades benéficas cuentan con «unos receptores que pueden comenzar ese itinerario de conversación».

Prueba de ello es la labor conjunta que el arzobispado realiza con la Casa de las Culturas de Zaragoza, una institución dependiente del Ayuntamiento que «sirve como referencia a todos aquellos que están fuera para encontrar ayudas, tener encuentros y buscar empleo». De hecho, los refugiados que acaban en las propiedades de la Iglesia vienen derivados desde esta institución, quien suele enviarles familias en situaciones extremadamente vulnerables.

«Supervisar ese trabajo resulta mucho más efectivo que si lo realizara el propio Ayuntamiento y conseguir ese nivel de experiencia en una estructura funcionarial sería costosísimo», revela.

Además, Lorén considera que «la eficacia no tiene que ver solo con el coste económico». «Lo más importante del convenio es la infraestructura que aporta y la voluntad de las partes». Por último, adelanta que «durante esta legislatura pretendemos que la relación con la Iglesia sea estrecha». «La suma de nosotros dos tiene que dar más que cada uno por separado», concluye.