¿Y si volviera el Mesías en pleno siglo XXI? - Alfa y Omega

¿Y si volviera el Mesías en pleno siglo XXI?

Isidro Catela
El actor Mehdi Dehbi, protagonista de ‘Mesías’, una nueva serie de Netflix. Foto: Netflix

Mesías se ha convertido en una de las propuestas más atractivas y arriesgadas del año nuevo en el panorama seriófilo. Netflix, que suele encallar cuando navega en aguas religiosas, apuesta por una historia a la que, a diferencia de otras fabulaciones sobre el tema, conviene darle una oportunidad. He de reconocer que la premisa de qué sucedería si bajara Dios y viera lo que estamos haciendo en pleno siglo XXI, de inicio, me da mucha pereza. Los intentos han sido tantos, tan manidos en su mayoría, y tan esclavos de querer llevar el ascua a una sardina previamente asada, que no me atraen en absoluto.

Sin embargo, esta aparición en Oriente Medio de un supuesto Mesías (Jesús que vuelve para unos, el profeta para otros, y un peligro público para la escéptica CIA) me ha reconciliado con la saga. Se puede contar muy poco sin hacer spoiler. Para darles contexto les diré tan solo que uno de los productores ejecutivos es Mark Burret, productor televisivo de éxito, que se presenta abiertamente como cristiano, sin complejos, y que ha realizado también diferentes series sobre la Biblia, con desigual resultado; y que el creador y coguionista es Michael Petroni, al que le debemos alguna de las entregas cinematográficas de Las Crónicas de Narnia.

Mesías es un thriller muy ecléctico, de buena factura técnica, que combina geopolítica y religión y que, a mi juicio, atrapa de inicio, luego decae notablemente en interés, y te vuelve a sentar de sopetón en el sofá con un interpelador último capítulo, que deja claramente abierto el camino para una segunda temporada.

Como suele advertirse en estos casos, ni es el Evangelio, ni es el Catecismo, ni lo pretende. Es tan solo una serie que se atreve a poner a Dios en medio del mundo de las series de ficción, encarnado en un mesías un tanto enigmático. Puede parecer poco, pero acostumbrados como estamos a la burla y a la banalidad, a mí me parece que la serie puede ser un estupendo pretexto para el diálogo adulto sobre las cuestiones esenciales de la vida, incluida la cuestión de la salvación, que al fin y al cabo es la más esencial de todas.