Los demógrafos defienden la inmigración como «la única solución» para que España no pierda población - Alfa y Omega

Los demógrafos defienden la inmigración como «la única solución» para que España no pierda población

«Hoy la sociedad ha cambiado y ya no prioriza valores como la familia. Las parejas quieren disfrutar de la vida y las mujeres quieren estar en el mercado laboral. Además, la vivienda tampoco ayuda. Hemos generado casas de dos habitaciones. Muchas parejas se plantean que un segundo hijo supone cambiarte de casa», apunta un experto en demografía

ABC
Foto: María Pazos Carretero

La población residente en España crece y supera por primera vez –desde que se tienen datos oficiales– los 47 millones de habitantes. Nuestro país ganó en la primera mitad del año pasado 163.336 personas gracias a que la inmigración logró compensar el saldo vegetativo negativo. Esto quiere decir que no solo llegaron a la península más personas de las que se fueron (209.097) sino que ese número fue incluso mayor a la pérdida de población provocada por la diferencia entre las personas que murieron y las que nacieron (-45.002).

Según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) publicados este miércoles, la población extranjera que más creció el primer semestre de 2019 fue la colombiana y la venezolana, aunque los marroquíes siguen siendo el colectivo con el mayor número de residentes en nuestro país. Más de 700.000. Toda la población extranjera suma un total de 5.023.279 personas, el 10,7 % de la población.

Todos los expertos en demografía consultados por el diario ABC coincidieron en que «la inmigración es la única solución para no perder población». «Si tenemos en cuenta que la tasa de fecundidad está estabilizada desde hace años y a corto y mediano plazo el saldo vegetativo será negativo, la inmigración es la única oportunidad para que crezca la población. Los que llegan además generalmente vienen al inicio de su vida laboral y en edad reproductiva», explica Alberto del Rey, profesor de Sociología y experto en Demografía y Migraciones en la Universidad de Salamanca.

Los especialistas también coinciden en que las políticas pro natalidad podrían aumentar, en el mejor de los casos, la tasa de fecundidad hasta garantizar –como en Francia o los países nórdicos– el reemplazo generacional (1,9 hijos por mujer) pero «es irreal pensar en llegar a un boom de nacimientos como en la década de los 60 o 70», asegura el demográfo del CSIC, Diego Ramiro.

Capacidad limitada

El demógrafo de la Universidad de Salamanca recuerda además que «la capacidad que tiene un país para incrementar el número de hijos es muy limitada». «El famoso cheque bebé de Zapatero no funcionó y no funcionaría en ningún contexto del mundo. Hoy la sociedad ha cambiado y ya no prioriza valores como la familia. Las parejas quieren disfrutar de la vida y las mujeres quieren estar en el mercado laboral. Además, la vivienda tampoco ayuda. Hemos generado casas de dos habitaciones. Muchas parejas se plantean que un segundo hijo supone cambiarte de casa», apunta Del Rey.

Todos los expertos confían en que el saldo migratorio positivo «siga teniendo suficiente tirón» las próximas décadas para compensar la pérdida de población por el mayor número de personas que mueren de las que nacen.

El crecimiento de la población es además muy desigual en todo el territorio. En 13 Comunidades Autónomas crece mientras que en cuatro se reduce. Baleares y Madrid registran los mayores incrementos, mientras que Extremadura, Asturias y Castilla y León pierden población. «En estas regiones el saldo vegetativo es negativo y el saldo migratorio no ha llegado a compensar esa pérdida de habitantes», señala el demógrafo y técnico del INE, Jorge Vega. En Baleares, en cambio, la población creció gracias a la inmigración, sobre todo, colombiana e italiana.

Laura Daniele / ABC