Francisco: la tensión entre EE. UU. e Irán puede derivar en «un conflicto a mayor escala» - Alfa y Omega

Francisco: la tensión entre EE. UU. e Irán puede derivar en «un conflicto a mayor escala»

En su discurso de comienzo de año a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede, el Papa ha reiterado su llamamiento a que las partes interesadas en el creciente conflicto entre Estados Unidos e Irán «eviten el aumento de la confrontación y mantengan encendida la llama del diálogo y del autocontrol»

Redacción
Foto: REUTERS/Remo Casilli

El Papa Francisco ha constatado que «desgraciadamente» el inicio del año está marcado por una «intensificación de las tensiones y la violencia» y mostró su preocupación por las señales que llegan desde Oriente Medio después del aumento de la tensión entre Irán y los Estados Unidos y que amenazan con «crear las bases de un conflicto a mayor escala».

El Santo Padre se ha referido a ello este jueves durante el tradicional encuentro de principios de año con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, que sirve para hacer una balance del año anterior y denunciar los conflictos y desigualdades en el mundo.

Para Francisco, estas tensiones están «poniendo en riesgo ante todo el lento proceso de reconstrucción de Irak». Y pueden «crear las bases de un conflicto a mayor escala que todos desearíamos poder evitar».

Ante los embajadores de los 183 países con los que el Vaticano mantiene relaciones, ha renovado su llamamiento para que todas las partes interesadas «eviten el aumento de la confrontación y mantengan encendida la llama del diálogo y del autocontrol, en el pleno respeto de la legalidad internacional».

«Manto de silencio sobre Siria»

Sin salir de Oriente Medio, Francisco ha denunciado «el manto de silencio que intenta cubrir la guerra que ha destruido Siria durante este decenio». Ha mostrado su favor hacia «cualquier iniciativa para poner las bases para la resolución del conflicto y expresa una vez más su agradecimiento a Jordania y el Líbano» por la acogida a los refugiados, reconociendo también que esto, unido a otros factores, está generando «tensiones entre la población».

El Pontífice ha recordado además «la urgencia de que la comunidad internacional entera, con valentía y sinceridad, y en el respeto del derecho internacional, confirme de nuevo su compromiso de sostener el proceso de paz israelí-palestino».

Sobre este conflicto, ha rescatado el llamamiento conjunto que firmó en marzo en Marruecos con el rey Mohamed VI para que se reconozca «la unicidad y sacralidad de Jerusalén» y se respete «su significado espiritual y su peculiar vocación de ciudad de paz».

Ciudadanía compartida entre cristianos y musulmanes

Ha aludido también a la firma con el gran imán de Al-Azhar, en febrero pasado en Abu Dhabi, del Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia. Ha recordado que, en este documento, se condena «firmemente» el «uso del nombre de Dios para justificar» la violencia y se reclama un concepto de «ciudadanía que se basa sobre la igualdad de derechos y de deberes» de todos los ciudadanos, en vez de recurrir de forma «discriminatoria» al concepto de «minoría», que lleva «las semillas del sentirse aislado y en inferioridad y prepara el terreno a la hostilidad y la discordia».

También ha mencionado los conflictos de Yemen y Libia, y ha recordado «que en el mundo hay varios miles de personas, con legítimas peticiones de asilo y necesidades humanitarias y de protección probada, que no son identificadas adecuadamente».

«Muchas arriesgan su vida en viajes peligrosos por tierra y sobre todo por mar. Se continúa constatando con dolor que el mar Mediterráneo sigue siendo un gran cementerio» y ante ello ha señalado que «cada vez más urgente que todos los Estados se hagan cargo de la responsabilidad de encontrar soluciones duraderas».

Compromiso por y con los jóvenes

El Pontífice ha comenzado su discurso recordando el tema de los abusos a menores por parte de miembros del clero, que ha calificado de «delitos gravísimos» y de «crímenes que ofenden a Dios, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas y lesionan la vida de comunidades enteras».

Y ha reiterado que tras el encuentro de la jerarquía de la Iglesia católica en el Vaticano el pasado mes de febrero, «la Santa Sede renueva su compromiso para que se investiguen los abusos cometidos, se asegure la protección de los menores» y se afronten tanto «en el ámbito del derecho canónico» como «a través de la colaboración con las autoridades civiles, a nivel local e internacional».

Francisco también se ha ocupado en su largo discurso de la necesidad de «reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones» y ha puesto el ejemplo del compromiso de muchos jóvenes con la cuestión del cambio climático.

En contraste, «la urgencia de esta conversión ecológica parece no ser acogida por la política internacional», ha lamentado. Aludiendo directamente a los escasos resultados de la Cumbre del Clima COP25 que se celebró en diciembre en Madrid, ha calificado lo ocurrido de «voz de alarma sobre la voluntad de la comunidad internacional de afrontar con sabiduría y eficacia» este fenómeno, que «reclama una respuesta colectiva, capaz de hacer prevalecer el bien común sobre los intereses particulares».

Llamamiento a Latinoamérica

Otro foco de preocupación para el Santo Padre es la multiplicación de las crisis políticas en países de Latinoamérica. Sobre ella, ha afirmado que aunque tienen raíces diferentes, los países en los que se producen comparten profundas desigualdades, injusticias y la corrupción endémica.

El Papa ha hecho un llamamiento a los líderes políticos de estos países para que «se esfuercen por restablecer con urgencia una cultura del diálogo» y refuercen «las instituciones democráticas y promuevan el respeto del estado de derecho, con el fin de prevenir las desviaciones antidemocráticas, populistas y extremistas».

Ha aludido además a su visita a Japón, y ha recuperado el mensaje que lanzó allí al afirmar que un mundo «sin armas nucleares es posible y necesario» y que «es preciso que quienes tienen responsabilidades políticas tomen plena conciencia de esto».

Ha concluido haciendo referencia a que este año es el quinto centenario de la muerte de Rafael Sanzio y subrayó que el pintor dedicó numerosos cuadros a la Virgen María.

Este detalle le ha llevado a dirigir un recuerdo particular a todas las mujeres, 25 años después de la IV Conferencia mundial de las Naciones Unidas sobre la mujer, que se celebró en Pekín en 1995, y a desear que «en todo el mundo se reconozca siempre más el precioso papel de las mujeres en la sociedad y cese cualquier forma de injusticia, desigualdad y violencia contra ellas».

Efe / Redacción