María Jesús Arsuaga, ganadora del Premio Vidas por el Refugio de CEAR - Alfa y Omega

María Jesús Arsuaga, ganadora del Premio Vidas por el Refugio de CEAR

María Jesús Arsuaga es una de las fundadoras de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Tras 40 años luchando por los derechos de los migrantes, la institución le ha otorgado el Premio Vidas por el Refugio Juan María Bandrés

Rodrigo Moreno Quicios
María Jesús Arsuaga, a la derecha, junto a autoridades en la inauguración de un centro para refugiados. Foto: Archivo CEAR

María Jesús Arsuaga comenzó a trabajar por los refugiados en la clandestinidad. Corría el año 1969 y se apoyaba en Justicia y Paz, una institución católica que «por entonces tenía cierta legitimidad», cuenta a Alfa y Omega. Después, escondida en el despacho de Joaquín Ruiz Jiménez, presidente de Justicia y Paz y ministro de Educación durante el franquismo, desarrolló el embrión de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) hasta que se legalizó en 1979. 40 años después de aquella formalización, la institución la ha reconocido con el Premio Vidas por el Refugio Juan María Bandrés.

En sus albores, CEAR atendía principalmente a exiliados chilenos, argentinos y uruguayos «que venían de unas democracias incipientes y nos enseñaron mucho», recuerda Arsuaga. «Eran personas sumamente valiosas que habían luchado profundamente», opina. «Entonces los refugiados venían de otros países y había que tener claro que nosotros lo habíamos sido hacía no muchos años», añade.

Con esa idea en la memoria, cuando la democracia llegó a España, Arsuaga y sus compañeros de CEAR se coordinaron con políticos como Miquel Roca (nacido en el exilio) en la redacción de la Ley de asilo de 1984. «La lucha sin cuartel que hicimos supuso un paso decisivo para los refugiados. Queríamos que España fuera un país de asilo», celebra la galardonada.

Una batalla en la que Arsuaga encontró también el apoyo de diferentes católicos. Recuerda especialmente a Juan José Rodríguez, un sacerdote bilbaíno «que se dedicó toda la vida a la defensa de los derechos humanos» y que, según Arsuaga, hacía un gran tándem con el presidente de Justicia y Paz. «Entre el prestigio de Joaquín Ruiz Jiménez y la gran inteligencia de Rodríguez, todos los proyectos salían adelante».

Aunque María Jesús Arsuaga no es una mujer de fe, reconoce haber mantenido una colaboración estrecha con la Iglesia y compartir algunos valores fundamentales. «Tenemos todos la conciencia clara de que el mundo es una historia de las migraciones y parte de ella está realizada por nosotros», cuenta.

Nuevos perfiles

Hoy, a diferencia de los altos cargos que abandonaron Latinoamérica durante el auge de sus dictaduras, los refugiados que llegan a España sufren «una situación mucho más salvaje por la situación de precariedad de los que huyen», considera. Una crisis que ve agravada, además, porque «las medidas de protección son mínimas».

«Somos un país que necesita de gente joven y emprendedora pero no estamos abiertos a que sean hombres de otras ideas y colores, aunque sean radicalmente necesarios», lamenta.

Por último, Arsuaga responsabiliza directamente a los europeos de las causas que originan los movimientos poblacionales en África. «El calentamiento global lo estamos generando los occidentales, pero las consecuencias las sufren ellos». A su juicio, «la destrucción de la tierra, la falta de agua y el hambre están haciendo que sufran el cambio climático de forma catastrófica».