Volver a casa por Navidad - Alfa y Omega

Volver a casa por Navidad

Maica Rivera

El historiador Francisco José Gómez reivindica la literatura española navideña en este compendio de relatos y poemas con la firma de clásicos patrios. Abre el libro lamentando que nuestra cuentística de Navidad sea una gran desconocida pese a haber sido cultivada por muchos autores durante más de dos siglos. Tras dejarnos llevar por su invitación a «disfrutar del origen y el longevo camino» de estas Pascuas, solo podemos decir que nos sorprende y agrada inmediatamente, por su poética exhaustividad, la tematización con la que se agrupan los escritos: «Loterías, banquetes y aguinaldos. Los heraldos de la fiesta», «Nochebuena y Navidad. Un Niño ilumina la oscuridad del mundo», «Nochevieja y Año Nuevo. Celebración de la vida y meditación de la esperanza» y «Los Magos de Oriente, buscadores del Absoluto». No menos meritoria es la presentación de cada bloque citado con apuntes históricos sobre aspectos de considerable densidad, como las conmemoraciones antiguas y las formas recientes, o la Epifanía vista como fiesta muy española.

Desde una actitud investigadora con vocación divulgativa, se brindan en estas páginas tan pulcramente ordenadas grandes plumas como Emilia Pardo Bazán, Azorín, Ramón de la Cruz, Ramón de Mesonero Romanos, Pedro Antonio de Alarcón, Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero), José Echegaray o José Jiménez Lozano. Destaca la impresión que dejan colectivamente de una fe popular alegre y sencilla, cuya narración se intuye claramente heredera de una oralidad original y transmitida mediante un anecdotario muy literario de padres a hijos y de abuelos a nietos.

Mención aparte merecen los poemas, de celebridades como Lope de Vega («El sí de María al anuncio del ángel», «A la Visitación»), Miguel de Unamuno («Estaba la Virgen María»), Luis Rosales («De cómo fue gozoso el nacimiento de Dios nuestro Señor», «Canción del llamamiento a los pastores») y Gerardo Diego («Villancico»), y el colofón de un precioso romance anónimo del siglo XVII que cierra el libro glosando cómo la Virgen, a su paso con el Niño, da luz a los ojos de un ciego que les ha regalado generosamente unas naranjas para calmar la sed. En prosa, Wenceslao Fernández Flórez nos sorprende desde «Un pavo entre los hombres» con el cuento más triste de todos, que calienta los motores de la ironía para el siguiente suyo, «Las doce uvas», una sátira que no nos importa saltarnos por hartarnos de él ya el exceso de escarnio. Compensa este sinsabor con creces, desde el último bloque, la historia más hermosa de todas, que es, además, la más oportuna: «La adoración de los Reyes» de Ramón María del Valle-Inclán. Se trata de una pequeña pieza maestra que describe con exquisita sensorialidad la llegada de los tres santos Reyes, «jinetes en camellos blancos» atravesando el desierto mientras «las estrellas fulguraban en el cielo, y la pedrería de las coronas reales fulguraba en sus frentes», y «una brisa suave hacía flamear los recamados mantos: el de Gaspar era púrpura de Corinto; el de Melchor era de púrpura de Tiro; el de Baltasar era de púrpura de Menfis».

El día de Reyes
Autor:

VV. AA.

Editorial:

Encuentro