«Tomó al niño y a su madre» - Alfa y Omega

«Tomó al niño y a su madre»

Festividad de la Sagrada Familia

Daniel A. Escobar Portillo
Huída a Egipto. Abadía de la Inmaculada Concepción en Concepción (Estados Unidos. Foto:

León XIII estableció la fiesta de la Sagrada Familia para ofrecer al mundo un modelo evangélico de vida. Puesto que nuestros días no transcurren de modo abstracto, sino en un ambiente en el que estamos rodeados de personas, amigos o compañeros de trabajo, los cristianos necesitamos ver la posibilidad de responder a la llamada de Dios también en los ámbitos más cotidianos de nuestra existencia. El más significativo de ellos es, sin duda, el núcleo familiar. Son varios los elementos que descubrimos durante estos días al contemplar el misterio del nacimiento del Redentor. Tanto la Palabra de Dios como los belenes nos permiten ver a Jesús rodeado del cariño de María, su madre, y de José. Las circunstancias que rodearon este nacimiento no son meramente accidentales, sino que también muestran y anticipan el modo de vida y el destino que tendrá este niño. El pesebre y el establo nos indican la pobreza con la que viene al mundo el niño, vaticinando ya una existencia puesta por completo en las manos de su Padre Dios.

La huida a Egipto

El Evangelio de este domingo se detiene en un episodio significativo y conocido por todos desde pequeños: la maldad de Herodes, que busca a Jesús para matarlo, y la consiguiente huida de la Sagrada Familia hasta que muere Herodes el Grande. No podemos, sin embargo, pasar por alto algunos detalles del pasaje. El primero de ellos es que, una vez más, el Evangelio nos aporta algunas coordenadas geográficas y temporales útiles para encuadrar a Jesús en la historia concreta de Israel. Las referencias a Herodes el Grande o a Arquelao han servido para determinar con exactitud el momento del nacimiento de Jesús; y la referencia a Belén, Nazaret y Egipto ubicarán a Jesús en un lugar preciso. De este modo, el Evangelio acentúa la realidad histórica de un acontecimiento que realmente se dio, frente a quienes dudaban en el momento de redacción de los Evangelios de un real nacimiento del Hijo de Dios según la carne. Un segundo detalle se refiere al exilio en Egipto. Puesto que el Evangelio según San Mateo fue escrito fundamentalmente para los cristianos procedentes del judaísmo, el evangelista insistirá en mostrar a Jesús como quien cumple en su persona las profecías del Antiguo Testamento. Los hechos de volver de Egipto o de ser llamado nazareno habían sido anunciados siglos antes de su realización. En relación con este dato, es típico de Mateo querer explicar, a modo de catequesis, la identidad, misión y repercusión de la venida del Señor para los hombres. No son necesarios demasiados argumentos para comprobar que se pretende aquí poner en paralelo a Jesús con Moisés: un niño salvado de la muerte, la muerte de muchos inocentes y la salvación de Israel a través de su persona son algunos de los elementos que situarán a Jesús como un nuevo Moisés.

El modelo de la Sagrada Familia

En la familia de Nazaret hallamos ante todo a una familia unida, cuya fuerza nace de la docilidad al cumplimiento de la voluntad de Dios. Los relatos de la infancia insisten en esta obediencia de Jesús, cuya vida fue no realizar sus deseos, sino los de su Padre; de María, cuyo sí fue determinante en el momento de la Encarnación del Señor; de José, que no dudó ni en aceptar a María como su esposa, al conocer que esperaba un niño, ni en huir con Jesús y María a Egipto para luego regresar. Esta aceptación de la voluntad divina sitúa a la Sagrada Familia como el ejemplo máximo de apertura y escucha a la Palabra de Dios en unas circunstancias especialmente adversas. La Sagrada Familia aparece, pues, como una referencia clave para los momentos en que afrontamos dificultades de cualquier tipo. El modo de hacer frente a los sufrimientos no ha de ser otro que la unidad, que se manifiesta en el profundo amor y entrega mutuo, y el sometimiento a la voluntad de Dios, que nos garantiza la realización plena de nuestra propia vocación.

Evangelio / Mateo 2, 13-15. 19-23

Cuando se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño». Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.