Merlí, sapere aude. Primero ideología, después filosofía - Alfa y Omega

Merlí, sapere aude. Primero ideología, después filosofía

Isidro Catela
Carlos Cuevas junto a María Pujalte, que interpreta a la profesora Bolaños, en la serie 'Merlí, sapere aude'
Carlos Cuevas junto a María Pujalte, que interpreta a la profesora Bolaños, en la serie Merlí, sapere aude. Foto: Movistar.

No estamos aquí para devanarnos los sesos con la mónada de Leibniz o la res cogitans de Descartes, sino para comer, beber… y para lo que ustedes se imaginan (sobre todo, para esto último). Con esta filosofía de vida, la profesora Bolaños (magníficamente interpretada por María Pujalte), resume, al final del quinto capítulo, la segunda temporada de Merlí, la exitosa producción catalana que acaba de llegar, en su segunda entrega, a las pantallas de Movistar.

Para los novatos, Merlí era un carismático profesor de Filosofía en un instituto público barcelonés, muy en el estilo del profesor del recordado Club de los Poetas Muertos, que también aquí ha dejado indeleble huella en sus alumnos. Al final de la primera temporada Merlí muere, los chicos crecen y, por un lado, su hijo Bruno, y por otro, su discípulo favorito, Pol, despiertan a la vida universitaria, el primero en Historia y el segundo, cómo no, en Filosofía, ágora de los nuevos ocho capítulos que se nos entregan. El lugar del inolvidable profe lo ocupa ahora una catedrática de Ética que, alcohólica, divorciada, y con una hija con síndrome de Down en custodia compartida, lucha por acercar la moral que vive a la moral que piensa y enseña. En su personaje, repleto de contradicciones vitales y abierto a una posible redención final de su particular infierno, reside a mi juicio lo más interesante de una serie que, lamentablemente, acaba naufragando sin atisbar siquiera el cum laude.

Con la analogía que prestan los clásicos de la filosofía occidental, hay materia prima para deslumbrar. Lástima que, de forma todavía más marcada que en la primera temporada, se acabe yendo todo por el sumidero de la ideología en un cóctel al que no le falta nada de lo políticamente correcto (hipersexualización, ideología de género, hedonismo, relativismo moral, anticlericalismo, leyenda negra…). Todo envuelto en un papel de celofán brillante con el reclamo kantiano del sapere aude (atrévete a saber), mientras se lleva de la mano al espectador (sobre todo al más joven) hacia el territorio del pensamiento dominante.