Ana es la mamá de Patri, una niña de 14 años con discapacidad: «Si pierdo la casa, pierdo a Patri» - Alfa y Omega

Ana es la mamá de Patri, una niña de 14 años con discapacidad: «Si pierdo la casa, pierdo a Patri»

Ana es madre soltera de Patri, una niña dicharachera y divertida de 14 años que tiene reconocido cierto grado de discapacidad y que Ana cuida con paciencia y mucho cariño. Trabaja por horas en una casa y consigue un sueldo que ha aprendido a estirar para que llegue hasta fin de mes. No tiene vivienda. Desde hace siete años depende de los residenciales y alquileres sociales que Cáritas Diocesana de Madrid le va consiguiendo

Marta Palacio Valdenebro
Foto: Marta Palacio Valdenebro

El Informe Foessa sobre Desarrollo y Exclusión Social en Madrid revela que la vivienda ha superado al empleo como primer factor de exclusión social. En su caso, ¿qué supone no tener una casa?
Para mí tener una casa es todo. Es una necesidad, es mucho más que un techo. Si Patri y yo estamos juntas es porque Cáritas Madrid nos permite vivir en una casa con un alquiler muy reducido. Tener vivienda y empleo es la condición que los servicios sociales me pusieron hace años para recuperar a Patri. Cuando tenía 4 años, me dijeron que yo no podía aportarle estabilidad y la llevaron a un centro de acogida. Si perdiera la casa, perdería a Patri, porque una menor nunca podría estar en la calle.

¿Cómo consiguió recuperar a la niña?
Me hablaron de Cáritas en la parroquia y fui a pedir ayuda. Entré en su lista de espera para acceder a uno de los residenciales que tiene en Madrid. Mis amigas me decían que era imposible, que era más fácil que me tocara la lotería. Pues a mí me tocó.

¿Cómo recuerda ese momento?
Fui a buscarla al colegio y de ahí fuimos directamente a nuestra nueva casa. Ella no sabía nada. Fue una sorpresa. Le dije que cerrara los ojos y la llevé hasta la puerta. Cuando los abrió y le conté que íbamos a vivir juntas allí casi le da algo. No se lo creía. Bueno, de hecho, esa noche no pudo dormir de la emoción.

Han pasado casi siete años desde entonces, ¿dónde viven ahora?
Agotamos el tiempo que nos dio Cáritas en el primer residencial y nos dieron un plazo de dos años para buscar un sitio donde vivir, porque los residenciales están concebidos como una ayuda temporal. Pero se acabó el plazo y no había conseguido mejorar mi situación económica, así que conseguimos hueco en otro residencial, Jubileo 2000, donde también agoté el tiempo máximo. Cuando ya creía que nos íbamos a quedar en la calle, Cáritas nos concedió un piso con alquiler reducido –en el que vivimos ahora–, pero este contrato también se nos acaba ya.

¿Qué pasará entonces?
Criar a una niña con las necesidades que tiene Patri es difícil de compaginar con cualquier trabajo. Los que yo consigo, además, no son muy estables. Con mi sueldo no podría ni siquiera pagar una habitación. Y a eso súmale la comida y las facturas de suministros.

¿Se puede vivir sin calefacción o luz en Madrid?
Si eres adulto, sí. Te pones una manta y entiendes que las cosas son así. El problema es cuando hay niños. Patri es propensa a coger bronquitis y a mí me preocupaba mucho que se pusiera mala por el frío.

Pero ahora en tu casa no hace frío.
Ya no. Cáritas y Naturgy hicieron una rehabilitación exprés de esta casa hace unos meses para mejorar el aislamiento de la pared que da a la calle. El invierno pasado de nada servía poner estufa o calefacción, porque el frío se colaba por la pared. La casa estaba helada. Pero ahora el calor no se va.

¿Y el futuro, cómo lo ve?
Cáritas siempre ha aparecido como una mano amiga. Confío en Cáritas y en Dios, que como dicen aprieta, pero no ahoga. Estoy segura de que Él tiene algo bueno para mí, pero tengo que luchar para conseguirlo.