Isaak, nigeriano, llegó a España tras recorrer 4.000 kilómetros: «En la patera pensé: “Adiós, Isaak”» - Alfa y Omega

Isaak, nigeriano, llegó a España tras recorrer 4.000 kilómetros: «En la patera pensé: “Adiós, Isaak”»

Hay quienes nacen con enormes posibilidades de progresar y vivir con felicidad y hay quienes, como Isaak, deben redoblar esfuerzos para llegar a la misma meta. Él pudo comprobar esto casi desde que nació en Benín (Nigeria). Sus padres murieron cuando tenía 5 años y quedó al cuidado de su tío. Con 16 años se enteró de que había un lugar en el mundo donde la vida podía ser mejor: Europa. Recuerda al amigo que le habló de que en España las posibilidades de prosperar eran enormes. Juntó algo de dinero e inició un viaje de más de 4.000 kilómetros que duró muchos meses. Gastó sus ahorros en las primeras dos semanas. Lo que no perdió fue la ilusión y las expectativas. Llegó con 18 años y durante tres vagó por diferentes pueblos y ciudades de nuestro país hasta que un día alguien le habló de Cáritas

Marta Palacio Valdenebro
Foto: Cáritas Segorbe-Castellón

¿Cómo recuerda el viaje?
Muy duro. Tuve que parar para trabajar varias veces en el camino e ir consiguiendo dinero. Pedí ayuda y me busqué la vida para avanzar en el camino en coches, autobuses y furgonetas. También caminé muchísimo, durante días, hasta llegar a Marruecos. Y en Marruecos también esperé y trabajé hasta conseguir el dinero suficiente para pagar el pasaje en patera.

¿Cómo preparó el último trayecto en patera?
Antes de salir me compré unos zapatos y una España mochila [que muestra]. Es una mochila que venden en Marruecos, con una camiseta, unos pantalones y alguna otra cosa más para el viaje. Luego en el barco vi que éramos 70 personas, entre ellas más de 20 mujeres, y una de ellas estaba embarazada. Yo no sabía nadar. «¿Y si el barco se rompe?», pensé. «Adiós, Isaak». Pudimos llamar por un móvil que tenía cobertura para pedir ayuda y pronto llegaron un helicóptero y varios barcos: no sabíamos si era la Policía de Marruecos, lo que supondría volver, o la de España. Cuando subimos al barco español, pudimos descansar. Recuerdo que llevaba días sin dormir por el miedo.

Una vez que llegó a España, ¿fue más fácil?
Estuve tres años yendo de un sitio para otro, casi siempre sin un techo bajo el que dormir. Tuve que buscarme la vida pasando por Cádiz, Algeciras, Córdoba, Benicasim… Pero aquí también he encontrado gente que me ha ayudado mucho, que me ha abierto sus casas o me ha asesorado para arreglar mi pasaporte.

¿Cómo llegó a Cáritas Segorbe-Castellón?
Hubo un momento muy difícil. La Policía me encontró en Castellón y acabé en el juzgado. Solo Dios sabe lo que yo pasé allí ese día. Me soltaron, me dieron mi última oportunidad, pero tampoco tenía a dónde ir. Fue entonces cuando un chico me habló de Cáritas. Cáritas fue mi última posibilidad.

¿Qué encontró allí?
Primero, un techo. Me consiguieron un hueco en un albergue y luego en un piso tutelado… También me asesoraron para arreglar los papeles que me permitan continuar en España. Pero, sobre todo, Cáritas me ha dado felicidad, tranquilidad y estabilidad.

En esos años difíciles, ¿pensó en algún momento en volver a su país?
No. Aquí hay posibilidad de un futuro mejor. En mi país no. Y yo lo he comprobado en Cáritas: he encontrado una gran familia con muchos corazones. Ahora tengo atención médica y psicológica. El día que entré en el albergue hablaba solo, no podía conciliar el sueño… Estaba mal. Ahora estoy tranquilo y bien.

¿Cómo ve el futuro?
Lo primero es conseguir la estabilidad documental a largo plazo. Si no tienes papeles, no tienes futuro. También espero poder trabajar. Hace un tiempo no podía pensar en trabajar. No podía, pero mi vida ahora ha cambiado. El futuro lo veo en mi piso, con mujer, con hijos. Tengo un proyecto de vida y una chica en mi cabeza. Pero poco a poco.