Almeida renueva el Voto de la Villa: «Que nos concedáis la gracia de vivir en paz, tolerancia y concordia» - Alfa y Omega

Almeida renueva el Voto de la Villa: «Que nos concedáis la gracia de vivir en paz, tolerancia y concordia»

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha emulado a sus antecesores y ha renovado por primera vez el Voto de la Villa, instaurado por el rey Felipe IV en 1646. Mirando a la Virgen, le ha pedido «que nos concedáis la gracia de vivir en paz, en tolerancia y en concordia»

Infomadrid

Texto íntegro del Voto de la Villa

Señora:

La devoción de los madrileños por Vos es milenaria. Según la tradición, el 9 de noviembre del año 1085, durante una procesión encabezada por el rey don Alfonso VI tras la conquista de Madrid, se derrumbó un trozo de muralla dejando al descubierto vuestra imagen iluminada por dos velas. Una imagen escondida por los madrileños de principios del siglo VIII, que ya os veneraban, para evitar que fuera profanada durante la invasión musulmana.

Cuentan nuestros antepasados que innumerables han sido las mercedes otorgadas y las calamidades evitadas a los madrileños por vuestra intercesión. Muchas de ellas por petición expresa y fervorosa de los madrileños. Y muchas otras, las más quizá, por vuestra misericordia como Patrona y Madre.

El 8 de septiembre de 1646, su majestad el Felipe IV estableció el Voto de la Villa, por el cual Madrid os proclamara a Vos, Virgen de la Almudena, Patrona de la ciudad y «protectora e intercesora para siempre jamás». Y desde entonces, salvo momentos puntuales, todos los alcaldes que de Madrid han sido, han renovado ese Voto del pueblo de Madrid a su Patrona.

Señora:

Me corresponde a mí renovar el Voto de la Villa ante vuestra imagen hoy, 9 de noviembre de 2019; tras la reciente finalización del Año Jubilar Mariano concedido por el Papa Francisco para conmemorar la consagración de nuestra catedral a Vos.

Y desde la emoción que siento en el momento de renovar este Voto por primera vez, me atrevo a pedir vuestro amparo y protección como alcalde de la capital de España.

Trances muy difíciles han atravesado Madrid y España a lo largo de su Historia; a la altura de sus incomparables logros, fruto del esfuerzo, la tenacidad y la serenidad infundidos, seguro, bajo Vuestro Manto protector. El nombre de Almudena hace referencia a la fortaleza; la fortaleza que define al pueblo de Madrid siempre que se enfrenta a momentos de dificultad.

Debemos agradecer, Señora, que este año hemos tenido la inmensa suerte de recibir en nuestra ciudad el Encuentro Internacional Paz sin Fronteras, que sin duda nos ha acercado a la comprensión mutua y a la búsqueda de puntos de acuerdo desde la reflexión y el respeto. Porque la Historia nos demuestra que damos lo mejor de nosotros mismos cuando aparcamos nuestras diferencias y trabajamos juntos en aras de objetivos comunes.

Y pronto acogeremos, también en Madrid, la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático, en la que se debatirán asuntos muy relevantes para nuestro futuro. Confiamos en que por Vuestra intercesión, nuestros gobernantes adopten decisiones «pensando en el bien común a largo plazo» como nos recordaba el Papa Francisco en su encíclica Laudato si, sobre el cuidado de la casa común.

Por todo ello, Señora, en nombre de los madrileños, y en el acto de renovar el Voto de la Villa ante Vuestra imagen, os ruego:

Que nos concedáis la gracia de vivir en paz, en tolerancia y en concordia.

Que protejáis y ayudéis a nuestras familias, en especial para que se mantengan unidas. Que a ningún ciudadano le falten el empleo ni los recursos necesarios para vivir dignamente.

Que nos libréis de discordias estériles cuyas primeras víctimas son siempre los más desfavorecidos.

Que nos ayudéis a seguir siendo patria y tierra de acogida para todos los que buscan libertad y prosperidad.

Que infundáis en todos los corazones, especialmente en los de quienes tenemos responsabilidades públicas, el sincero deseo y la valentía de velar siempre por el bien común.

Y que a quienes tenemos la responsabilidad de gobernar, nos permitáis no olvidar nunca el consejo de Vuestro Hijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos».

Que así sea.