Corresponsables del bien común - Alfa y Omega

Corresponsables del bien común

Los católicos no pueden dejarse llevar por el clima de desencanto y deben acudir a las urnas tras un adecuado discernimiento

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Foto: Guillermo Navarro

Este domingo, 10 de noviembre, España afronta las cuartas elecciones generales en cuatro años. Se trata de la segunda ocasión en democracia –la primera fue en 2016– en que los españoles deben volver a las urnas después de que ningún candidato recabara los apoyos parlamentarios para ser investido presidente del Gobierno. Aunque la participación varíe al calor del cierre de campaña, la caída de un 30 % en el número de solicitudes de voto por correo denota cierto agotamiento y hartazgo con una clase política incapaz de alcanzar acuerdos y que, a ojos de muchos, solo se guía por intereses particulares.

Los católicos no pueden dejarse llevar por este clima de desencanto y, conscientes de que «la sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el ejercicio del derecho al voto» (Catecismo, n. 2240), deben acudir a las urnas tras un adecuado discernimiento. Como recordó el secretario general de la CEE en un artículo publicado en Ecclesia en la anterior cita electoral, el voto libre pasa por un «conocimiento suficiente» de los partidos en liza, la «inspiración ideológica» de sus programas y la «credibilidad de las personas» que los aplicarán. El elector cristiano, además, tiene que «tener en cuenta la luz de la fe, la enseñanza de la Iglesia y los imperativos éticos que de ellas dimanan».

Entre los aspectos que valorar, monseñor Luis Argüello cita el respeto a «la dignidad sagrada de la vida humana desde su inicio a su fin natural», el «apoyo claro y decidido a la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer abierto a la vida» y la libertad de enseñanza, que entroncan con los principios no negociables formulados por Benedicto XVI. Aludiendo asimismo a la situación política, pide que se apoye a «los más desfavorecidos» y se acoja a los inmigrantes; apuesta por el diálogo «dentro del cauce de la ley», y reconoce el valor de «Europa como ámbito de paz y de promoción de los derechos fundamentales».

Es cierto que las exigencias del Evangelio no caben todas en una papeleta y, desde luego, el compromiso del creyente con el bien común no puede quedar reducido al momento de depositarla en una urna, pero este domingo los católicos tienen una cita con el presente y el futuro de España.