Una mano tendida y un techo para dormir - Alfa y Omega

Una mano tendida y un techo para dormir

Inspirado en la parábola del buen samaritano, el Proyecto Jericó es la obra de misericordia que perdura desde el Año Jubilar vivido hace tres años. Nació para ayudar a los granadinos a tener un lugar donde dormir y asearse durante los meses de frío

Paqui Pallarés
Foto: EFE/Álvaro Calvo

En noviembre de 2016 concluía el Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco para la Iglesia universal. Con él, en la archidiócesis de Granada nacía una iniciativa para practicar esa misericordia que nos recordaba el Año Jubilar. Se llama Proyecto Jericó, y nació de una inquietud de los sacerdotes que componen el arciprestazgo de Virgen de las Angustias, que aglutina a diez parroquias del centro de Granada, para atender a personas que no tienen dónde dormir en los meses de invierno. Este proyecto toma el nombre y la naturaleza de su creación de la parábola del buen samaritano, de aquel hombre que, bajando de la ciudad de Jerusalén a Jericó, fue despojado de sus ropas y apaleado a un lado del camino y recibió el cuidado y la atención de un samaritano que pasaba por allí.

«Hay muchos hermanos nuestros muy pobres que están en la cuneta de nuestras calles, o de los cajeros automáticos. Por medio de este proyecto podemos acercarnos a ellos y ayudar a levantarlos. El objetivo de Jericó es que puedan ser atendidos dignamente», explica el sacerdote diocesano Manuel García Gálvez, coordinador del proyecto en este arciprestazgo, que también trabaja junto a la Asociación Calor y Café, dedicada a la ayuda y atención de personas sin hogar o en riesgo de exclusión social.

963 personas atendidas

El Proyecto Jericó ha presentado su memoria, que comprende el periodo desde octubre de 2018 hasta mayo de 2019, ya que su principal actividad se centra en los meses de mayor frío. Según los datos recogidos en dicha memoria, en menos de un año han sido atendidas 963 personas a las que se les ha buscado un alojamiento donde, por periodos concretos, pudieron descansar y asearse.

Se trata de pensiones, costeados por las parroquias del propio arciprestazgo con la ayuda también de algunas hermandades y cofradías, congregaciones y otras parroquias a través de sus Cáritas e, incluso, de particulares. Proyecto Jericó ofrece esta vía porque no hay albergues en Granada con capacidad suficiente para dar techo a todas las personas necesitadas. Para la comida, las personas atendidas acuden a los distintos comedores sociales, regentados muchos de ellos por congregaciones religiosas.

El perfil de personas atendidas por Proyecto Jericó es el de mujeres y hombres, de diferentes nacionalidades y con edades a partir de los 18 años, aunque el grupo mayoritario es el de hombres de entre 30 y 45 años. También se han atendido a personas que debido a la crisis económica han terminado en la calle, personas carentes de apoyo familiar, o procedentes de ambientes marginales y desestructuración familiar, entre otros. La mayoría son españoles y, en el último año, se ha atendido el caso de tres familias en situaciones de urgencia, procedentes de Argentina, Bulgaria y Marruecos.

Esta iniciativa de misericordia, nacida en la diócesis de Granada y que entre sus objetivos también tiene la atención a mujeres embarazadas en la calle, quiere prevenir los delitos de odio hacia las personas sin hogar. «Queremos llevar la misericordia de Dios a aquellos que están alejados –no Dios de ellos, porque siempre ocupan su corazón–, sino alejados de nosotros mismos. Y los pobres entre los pobres son los sin techo, los que no tienen hogar, los que están de paso y siempre van con el macuto a cuestas. Buscamos que encuentren un lugar donde poder dormir en condiciones, donde poder asearse y ser tratados como personas», explica García Gálvez.