Gonzalo, colombiano, dormía en un banco de Aluche: «El día que un joven me dio un sándwich me rompí» - Alfa y Omega

Gonzalo, colombiano, dormía en un banco de Aluche: «El día que un joven me dio un sándwich me rompí»

Gonzalo huyó a España con lo puesto tras huir de Colombia por amenazas de muerte. Vino en busca de una vida tranquila que ofrecer a su familia: su mujer, cuatro hijos y varios nietos que ha dejado en su país y con los que habla cada día a través del móvil

Marta Palacio Valdenebro
Foto: Marta Palacio Valdenebro

Gonzalo tiene dos recuerdos que definen su estancia en Madrid. Se acuerda de un día en el que un chico joven pasó a su lado mientras él dormía en un banco de un parque de Aluche. Gonzalo estaba recostado y apenas le miró, pero recuerda que notó como se paró, le miró y siguió el paso. Cinco minutos después volvió con un sándwich caliente. No le dijo nada, solo se lo dejó a su lado. «Me conmovió su buen corazón, pero el gesto también me hizo ver todas mis miserias». El siguiente recuerdo se produjo en la puerta del centro para personas sin hogar de Cáritas Diocesana de Madrid (CEDIA 24Horas) unos días más tarde. En una parroquia le habían recomendado ir allí, pero estaba lleno; solo pudo entrar para ducharse y cenar. Esa noche la pasó en un banco a unos metros de la puerta del centro sobre unos cartones. «Dormí como un bebé», asegura.

¿Se puede «dormir como un bebé» en la calle?
Normalmente no, pero yo esa noche sí lo logré. Me había duchado y tenía la tripa llena. Además, había otra cosa: tenía esperanza. Sabía que al día siguiente iba a poder dormir dentro del centro porque me habían dicho que quedaba una plaza libre. Y eso ya era tranquilizador.

¿Cómo se ha sentido?
Dormir en la calle es muy duro. Es una situación que yo pensé que nunca iba a vivir, pero la vida da muchas vueltas y a mí me ha tocado experimentarlo a los 61 años. El día que el chico joven se paró y me dio un sándwich caliente fue muy difícil. Estaba en un banco en Aluche, recostado. Noté que pasaba, que se paraba y que seguía. Luego volvió y tuvo ese detalle conmigo. No me dijo nada, solo lo dejó a mi lado. A mí tampoco me dio tiempo de decirle nada. Me rompí por dentro. Fue un gesto muy bonito, pero para mí fue muy duro. Me marcó mucho. No lo olvidaré nunca, porque me hizo ver mi cruda realidad.

¿Qué le dice su familia?
[Gonzalo saca su móvil y muestra los últimos mensajes mandados por la menor de sus hijas: «Papi, ¿cuándo vuelves? te quiero»].

¿Piensa en volver a Colombia?
No, yo tuve que salir de Colombia casi de un día para otro. Allí me convertí en una persona molesta para los grupos violentos que amenazan. Confío en conseguir recomponer aquí mi vida. Tengo solicitada la petición de asilo. Espero que me la concedan, poder ponerme a trabajar y traer a mi mujer y mis hijos.

¿Por qué decidió emprender esta aventura solo?
Porque yo desde pequeño me he buscado la vida. Trabajé desde muy joven para poder vivir y cuando tuve hijos trabajé para que ellos pudieran estudiar y tener una buena vida. Esta situación es muy dura, no quiero que ellos pasen por esto. Con que lo haga yo es suficiente.

Pero en este tiempo, ¿también habrá habido buenos momentos, no?
Sí, claro. En CEDIA he tenido una suerte increíble. Aquí llegué en septiembre a través de una parroquia donde me recomendaron venir. Las personas que trabajan en este lugar son especiales. Hacen su trabajo con dedicación y mucho amor y respeto. Tanto, que nos lo contagian a todos. Nos hacen ser mejores. El día que me vaya de CEDIA sé que voy a estar contento porque eso significará que las cosas van mejor, pero voy a extrañarles mucho. Me va a dar mucha pena irme. He creado unos muy buenos lazos de unión con los trabajadores y voluntarios. Aquí siento que no estorbo.

¿Cómo ve el futuro?
Aquí en España, junto a mi esposa. En 34 años de matrimonio nunca nos habíamos separado así y ahora estamos a doce horas de avión… A mí también me gustaría que vinieran mis hijos. Cuando me establezca en España, podremos vender nuestra casa en Colombia y con ese dinero espero que podamos empezar una vida nueva.