La Policía de Punjab evita el linchamiento de un cristiano acusado de blasfemia - Alfa y Omega

La Policía de Punjab evita el linchamiento de un cristiano acusado de blasfemia

Al interrogar a Amir Masih, un basurero cristiano acusado de haber profanado el Corán por haber encontrado unas páginas en la basura que había recogido, los agentes decidieron que era inocente y convencieron a los líderes musulmanes para que retiraran los cargos

Redacción
Foto: AsiaNews

El sábado podría haberse saldado con una nueva oleada de violencia contra los cristianos, y con un hombre acusado de blasfemia y en riesgo de ser linchado en Yousafabad (en el Punjab pakistaní) de no ser por la actuación de la Policía. Los agentes investigaron, interrogaron a todas las partes, y resolvieron «el asunto pacíficamente tras llevar a cabo una investigación justa», ha celebrado el presidente de la asociación Human Rights Focus Pakistan (Foco en los Derechos Humanos de Pakistán), Naveed Walter.

Cuando un grupo de musulmanes furiosos arrastró a un basurero cristiano hasta la mezquita de esta pequeña localidad, cerca de Faisalabad, y el imán comenzó a proclamar por megafonía que se había detenido a un cristiano blasfemo y a animar a castigar al culpable y a quemar casas de cristianos, todo apuntaba a que el incidente iba a terminar de forma dramática.

De hecho, los cristianos empezaron a huir de sus casas. Les movía el miedo a que, como ha ocurrido muchas otras veces, la acusación de blasfemia contra un cristiano desencadenara disturbios contra ellos.

Sin embargo, en esta ocasión no fue así. Después de que algunos líderes de la comunidad cristiana pidieran ayuda a la Policía, los agentes se presentaron en la mezquita para detener al presunto blasfemo. Se trataba de Amir Masih, un empleado de limpieza que recorre las casas de la gente recogiendo sus desperdicios, entre los que busca objetos reciclables para vender.

«Así, todas las víctimas serían absueltas»

Al ser interrogado en comisaría, Masih narró que, al rebuscar entre la basura que había recogido de muchas casas, en una bolsa encontró algunas páginas arrancadas de la Biblia y el Corán. Fue entonces —continuó— cuando decidió llevárselas a un tendero musulmán para asegurarse de que efectivamente eran del Corán y pedirle que se las llevara a casa.

Tal como aseguró, le movía precisamente el deseo de evitar que las páginas del texto sagrado musulmán fueran profanadas al seguir en la basura. No contaba con que su conocido, en vez de ayudarle, iba a empezar a gritar, llamándole «sucio basurero».

Los policías dieron crédito a su versión de los hechos. Decidieron entonces abrir una investigación por un delito contra el artículo 295 B del Código Penal, los que castigan la blasfemia. Pero no se lo atribuyeron a Masih. Es más, lograron convencer a los imanes de la mezquita de que no era culpable para que retiraran los cargos y buscaran al verdadero culpable.

«Apreciamos el trabajo de la Policía de Punjab, que se tomó su trabajo en serio», ha asegurado Naveed Walter, de Human Rights Focus Pakistan. Ha recordado también cómo las acusaciones de blasfemia se usan con frecuencia como «una espada de Damocles» contra las minorías. «Si todos los casos de blasfemia se investigaran de forma tan correcta, las víctimas serían absueltas y la paz se iría imponiendo gradualmente en el país».

Vatican News / Redacción