Los puntos clave del Pacto de las Catacumbas por la Casa Común - Alfa y Omega

Los puntos clave del Pacto de las Catacumbas por la Casa Común

«Abandonar todo tipo de mentalidad y postura colonialista», «renovar cada día la alianza de Dios con todo lo creado» o reconocer «que no somos dueños de la tierra» son algunos de los puntos clave que 40 obispos y otros padres sinodales han firmado en el nuevo Pacto de las Catacumbas por la Casa Común

Redacción
Foto: Vatican News

El Pacto de las Catacumbas por la Casa Común asume el compromiso de trabajar por una Iglesia con rostro amazónico, pobre y servidora, profética y samaritana. En la firma, que tuvo lugar este domingo en las catacumbas de Santa Domitila, en Roma, estuvieron presentes alrededor de 40 obispos acompañados por otros padres sinodales, auditores y peritos, así como algunos de los participantes del espacio Amazonía: Casa Común.

El lugar de la firma, las catacumbas de Santa Domitila, en Roma, es emblemático. Allí mismo, hace medio siglo, se congregó un grupo de padres conciliares para afirmar su opción por los pobres a través de trece compromisos que dieron forma al anterior Pacto de las Catacumbas.

Esta vez se trata de 15 propuestas para «una Iglesia con rostro amazónico, pobre y servidora, profética y samaritana», como asegura el subtítulo del documento, firmado por 40 obispos –en cabeza el cardenal Claudio Hummes, arzobispo emérito de San Pablo y presidente de la REPAM–.

Estos son algunos de los puntos clave del pacto, al que los padres sinodales se han comprometido «personal y comunitariamente», poniendo por testigos a los «mártires de Roma, de América Latina y en especial de nuestra Amazonía, en comunión con el sucesor de Pedro»:

  • «Asumir, ante la amenaza extrema del calentamiento global y del agotamiento de los recursos naturales, el compromiso de defender en nuestros territorios y con nuestras actitudes la selva amazónica»
  • «Reconocer que no somos los dueños de la madre tierra, sino sus hijos e hijas».
  • «Acoger y renovar cada día la alianza de Dios con todo lo creado».
  • «Renovar en nuestras iglesias la opción preferencial por los pobres, especialmente por los pueblos originarios, y junto con ellos garantizar el derecho a ser protagonistas en la sociedad y en la Iglesia. Ayudarlos a preservar sus tierras, culturas, lenguas, historias, identidades y espiritualidades».
  • «Abandonar en nuestras parroquias, diócesis y grupos todo tipo de mentalidad y postura colonialista, acogiendo y valorando la diversidad cultural, étnica y lingüística en un diálogo respetuoso con todas las tradiciones espirituales».
  • «Denunciar todas las formas de violencia y agresión a la autonomía y a los derechos de los pueblos originarios, a su identidad, a sus territorios y a sus formas de vida».
  • «Anunciar la novedad liberadora del Evangelio de Jesucristo en la acogida al otro».
  • «Solidaridad con los pueblos originarios, con los pobres y los pequeños, en la defensa de sus derechos y en la preservación de la Casa Común».
  • «Instaurar en nuestras Iglesias particulares un estilo de vida sinodal».
  • «Empeñarnos en el urgente reconocimiento de los ministerios eclesiales ya existentes en las comunidades».
  • «Hacer efectiva en las comunidades que nos han sido confiadas el paso de una pastoral de visita a una pastoral de presencia».
  • «Reconocer los servicios de gran cantidad de mujeres que hoy dirigen comunidades en la Amazonía y buscar consolidarlas con un ministerio adecuado de mujeres animadoras de comunidad».
  • «Buscar nuevos caminos de acción pastoral en las ciudades donde actuamos, con el protagonismo de los laicos y los jóvenes».
  • «Asumir ante la avalancha del consumismo un estilo de vida alegremente sobrio, sencillo y solidario con los que poco o nada tienen; reducir la producción de basura y el uso de plásticos, favorecer la producción y comercialización de productos agroecológicos, utilizar el transporte público siempre que sea posible».
  • «Ponernos al lado de los que son perseguidos por su servicio profético de denuncia y reparación de injusticias, de defensa de la tierra y de los derechos de los pequeños, de acogida y apoyo a los migrantes y refugiados».
  • «Cultivar verdaderas amistades con los pobres, visitar a las personas más sencillas y a los enfermos, ejerciendo el ministerio de la escucha, del consuelo y del apoyo que traen aliento y renuevan la esperanza».