El Papa propone la caridad como antídoto contra los populismos - Alfa y Omega

El Papa propone la caridad como antídoto contra los populismos

Francisco envía un mensaje a la Asamblea Plenaria del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa que se reúne hasta el domingo en Santiago de Compostela

Fran Otero
Foto: Archicompostela

«En Santiago, una ciudad del extremo oeste de Europa, converge todo el continente. En ella se encuentran el centro y la periferia. Es, por lo tanto, un lugar altamente simbólico para redescubrir la gran riqueza de Europa unida en su tradición religiosa y cultural, pero tan marcada por las múltiples peculiaridades que conforman su riqueza. Europa entera se ha encontrado a sí misma alrededor de la memoria de Santiago, en los mismos siglos en los que ella se edificaba como continente homogéneo y unido espiritualmente. Por ello el mismo Goethe insinuará que la conciencia de Europa ha nacido peregrinando». Con estas palabras comienza el mensaje que el Papa Francisco ha enviado a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) que se celebra hasta el domingo en Santiago de Compostela.

El Pontífice invitó a los obispos «a ver los signos de esperanza que constelan Europa en nuestros días», signos que, según Francisco, se pueden ver «en la preocupación de muchos de nuestros hermanos por los que sufren y tienen necesidades, especialmente los enfermos, los presos, los pobres, los migrantes y los refugiados; como también en el compromiso en el campo cultural, especialmente en la educación de los más jóvenes». Y añade: «La fe ha hecho que los cristianos sean intrépidos en la caridad y es el antídoto más grande para las tendencias de nuestro tiempo, pleno de laceraciones y oposiciones».

Se refirió en concreto a los populismos, que, según dijo, «en nuestros tiempos se extienden y se nutren de la búsqueda constante de contrastes, que no abren el corazón, sino que lo aprisionan entre muros de resentimientos sofocantes». En cambio, continúa, «la caridad se abre y hace respirar. No enfrenta a las personas entre sí, sino que ve las necesidades de cada uno de nosotros reflejadas en la necesidad de los últimos, porque todos somos un poco indigentes, todos un poco frágiles».

A renglón seguido, dijo: «Por lo tanto, que no disminuya nuestro compromiso de dar testimonio de fe en nuestro tiempo a menudo perdido, sabiendo que la fe no se transmite a través del proselitismo, sino a través de la atracción, es decir, a través del testimonio. No se trata de representar esquemas del pasado, sino de dejarnos guiar por el Espíritu del Señor para proponer la alegría que emana del Evangelio a los hombres y a las mujeres que encontramos en nuestro ministerio cotidiano».

Finalmente, dijo que en el camino de cercanía a los pobres, al inclinarse sobre las heridas de los perdidos, indefensos y marginados, «la Iglesia renovará su compromiso en la construcción de Europa, una responsabilidad que no ha cesado ni siquiera entre muchas dificultades».

El cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la CCEE, refrendó las palabras de Francisco en una comparecencia ante los medios de comunicación, en la que pidió a los representantes políticos que hagan examen de conciencia ante el auge de los populismos. El purpurado citó como ejemplo lo que está sucediendo en materia migratoria y criticó la ausencia de una «política de migración propiamente europea» y pidió un acuerdo conjunto para afrontar el problema.