Dónde está el tesoro - Alfa y Omega

Hace más de 100 años un grupo de estudiantes se reunieron en torno al padre Ángel Ayala y descubrieron una intuición que ha sido un punto clave del cristianismo del siglo XX: ¿qué valor tendría cualquier propuesta de vida o religión si no nos hablara del cien por cien de nuestra vida?

De este desafío surgieron prolíficas obras en las que se mostraba el afán apostólico de la Asociación Católica de Propagandistas. De forma clarividente, como han propuesto años más tarde en el mismo siglo multitud de movimientos de la Iglesia, se exponía que el cristianismo no podía quedar arrinconado en las sacristías ni en las catacumbas de nuestra privacidad. En aquel grupo de jóvenes destacaba Ángel Herrera Oria.

Herrera es de esas figuras de la historia de España que parece que nos indicaran dónde está el tesoro de una vida plena en Cristo. Una figura que nos ayuda a salir de la condena de la fugacidad, a construir una cultura que no agonice por no mirar a la eternidad, sino que tiene una finalidad y un significado.

Han aparecido dos nuevas biografías sobre Herrera Oria que aportan datos muy interesantes. La primera de ellas Ángel Herrera. Apóstol de la vida pública es un trabajo de Pablo Sánchez Garrido, profesor de la Universidad CEU San Pablo. Es un pórtico ideal para todo aquel que se quiera acercar por primera vez a la vida del primer presidente de la ACdP. Sánchez Garrido es además el encargado de promover su causa de canonización. Insiste el autor en que la propuesta herreriana de vivencia del Evangelio no era una mera filosofía moral ni una tesis teológica. Eso sería toreo de salón: seguir a Cristo no puede ser entonces mera especulación, sino vida.

En segundo lugar, CEU Ediciones y el mismo Sánchez Garrido han recuperado Ángel Herrera Oria. Una biografía testimonial, de José María Eguaras. Eguaras conoció a Herrera en la Universidad Pontificia de Salamanca, y después fue alumno suyo en la Escuela de Materias Sociales y Ejercicios Espirituales en Santander. Cuando Herrera fue nombrado obispo de Málaga, se convirtió en su secretario y ya no separarían sus caminos. Se trata de un relato excepcional. Escrito en primera persona, encontramos un retrato nunca antes leído de la personalidad, espiritualidad y vida cotidiana de Ángel Herrera.

Una vida cargada de sentido es aquella en la que también se vive siguiendo huellas, de aquellos que nos precedieron, de aquellos que nos señalan el tesoro. Estos documentos dibujan un retrato excelente de Herrera Oria: una figura que creía en la luz aun antes de que despuntara el alba.