Lolo, ejemplo de periodista para el Papa - Alfa y Omega

Lolo, ejemplo de periodista para el Papa

«Una persona muere congelada en la calle y no es noticia; la Bolsa de Valores cae en dos puntos, y todas las agencias hablan de ello. ¡Algo está fallando!». «No tengan miedo de cambiar el orden de las noticias, para dar voz a quienes no la tienen», dijo el Papa este lunes a los periodistas católicos, a quienes puso como guía al beato Lolo, el periodista español beatificado en 2010. «Realmente es un hermoso ejemplo a seguir»

Redacción
Foto: Vatican News

«La comunicación necesita palabras verdaderas, en medio de tantas palabras vacías», dijo el Papa Francisco a los miembros de la Unión Católica de la Prensa italiana (UCSI) reunidos en la Sala Clementina del Vaticano este lunes 23 de septiembre. Asimismo, animó a los 170 miembros de la asociación católica allí presentes para que sean la «voz de la conciencia de un periodismo capaz de distinguir entre el bien y mal».

El Papa recordó que el periodista está llamado a ser el «cronista de la historia» y «a reconstruir la memoria de los hechos, a trabajar por la cohesión social, a decir la verdad a toda costa». También, aseguró, tiene que haber «valentía, siempre respetuosa, nunca arrogante». Esto también significa «ser libre ante la audiencia»: vuestras historias, añadió, «pueden generar espacios de libertad o esclavitud, de responsabilidad o dependencia del poder».

«Cuántas veces el periodista quiere seguir este camino, pero tiene detrás la editorial que le dice: esto no se publica, esto sí… y se pasa toda esa verdad al ámbito de las conveniencias financieras de la editorial, para terminar comunicando lo que no es verdadero, no es bello y no es bueno». A este respecto, añadió: «Una persona muere congelada en la calle y no es noticia; la Bolsa de Valores cae en dos puntos, y todas las agencias hablan de ello. ¡Algo está fallando!». «No tengan miedo de cambiar el orden de las noticias, para dar voz a quienes no la tienen».

El Papa recordó a los periodistas católicos «que solo con el uso de palabras de paz, justicia y solidaridad, creíbles» y un testimonio coherente «se pueden construir sociedades más justas y solidarias», además de contribuir a «desenmascarar palabras falsas y destructivas».

Finalmente, Francisco recordó al beato español Lolo, el primer periodista secular. Lolo «vivió en la época de la guerra civil española, cuando ser cristiano significaba arriesgar su vida. A pesar de la enfermedad que lo obligó a vivir en una silla de ruedas durante 28 años, no dejó de amar su profesión». En su Decálogo del periodista, Lolo recomienda «pagar con la moneda de la franqueza», «trabajar el pan de la información limpia con la sal del estilo y de la levadura de la eternidad» y de no servir «ni pastelería, ni platos picantes, más bien el buen bocado de vida limpia y esperanzada». «Realmente un hermoso ejemplo a seguir».

Con los miembros del Dicasterio para la Comunicación

El Papa recibió también en audiencia privada a los empleados del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, con ocasión de su asamblea plenaria. A pesar de que tenía un discurso preparado, Francisco decidió hablar espontáneamente y expresar así «lo que tiene en el corazón sobre la comunicación».

Su discurso se centró en tres puntos. El primero, que la comunicación no es un trabajo de oficina, sino «tomar del Ser de Dios y tener el mismo comportamiento, la misma actitud» y esto —puntualizó— «no lo debemos olvidar: se comunica con el alma y con el cuerpo, se comunica con la mente, con el corazón y con las manos, se comunica con todo». Así, recordó que el verdadero comunicador da todo de sí mismo: «como decimos en mi tierra, mete toda la carne en el asador». Francisco también señaló que nunca se debe hacer proselitismo. «Yo quisiera que nuestra comunicación sea cristiana y no factor de proselitismo. No es cristiano hacer proselitismo». Y aprovechó para citar aquella frase pronunciada por Benedicto XVI cuando dijo que «la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción». Esto quiere decir «por testimonio». «Si ustedes quieren comunicar una verdad sin la bondad y la belleza: párense, no lo hagan. Si ustedes quieren comunicar una verdad sin involucrarse, sin testimoniar con su propia vida, con la propia carne, párense, no lo hagan», aconsejó. «Siempre tiene que estar la firma del testimonio en cada una de las cosas que hacen».

No es cristiano resignarse

El segundo punto versó sobre la resignación, que en este mundo pagano «no es una novedad». «La mundanidad no es una cosa nueva del siglo XXI, siempre ha sido un peligro, siempre ha sido la tentación y siempre ha sido el enemigo». En este sentido, Su Santidad aseguró que la resignación, en la derrota cultural, viene del mal espíritu y no de Dios: «No es espíritu cristiano la lamentación y la resignación». «Somos pocos, pero no pocos como aquellos que se defienden porque son pocos y el enemigo es más grande, somos pocos como la levadura, como la sal. Y esta es la vocación cristiana». Somos pocos, pero «con ganas de misionar y de hacer ver a los demás quienes somos, con el testimonio».

El tercer punto fue que la «cierta alergia» que le provoca escuchar frases como «esto es una cosa auténticamente cristiana», o «esto es verdaderamente así». «Hemos caído en la cultura del adjetivo, del proverbio y hemos olvidado la fortaleza de los sustantivos» dijo el Papa, y explicó que el comunicador «tiene que hacer entender el peso de la realidad de los sustantivos que reflejan la realidad de las personas, y esto es la misión de comunicar, comunicar con la realidad sin edulcorar con los adjetivos y los proverbios». Además, explicó que esta «cultura del adjetivo» ha entrado en la Iglesia y exhortó a que realizaran una comunicación «austera, pero bonita».

Finalmente, Francisco volvió a recordar a los periodistas los puntos en los que se tenía que centrar su trabajo como comunicadores cristianos: «Comunicar con el testimonio, comunicar involucrándose en la comunicación, comunicar con los sustantivos, comunicar como mártires, es decir, como testigos de Cristo». Por último, destacó su invitación a aprender «el lenguaje de los mártires, que es el lenguaje de los Apóstoles». «Comuniquen la alegría del Evangelio, esto es lo que el Señor nos pide hoy», concluyó.