El Papa de Teresa - Alfa y Omega

Los mejores encuentros con Francisco comienzan siempre de la misma manera. En lugar de leer su discurso, el Papa lo entrega y dice: «Prefiero hablaros desde el corazón». Lo hizo en el convento de las Carmelitas de Antananarivo, Madagascar, el pasado 7 de septiembre en su encuentro con 100 religiosas de clausura y 70 novicias venidas de todo el país.

Con toda sencillez, Francisco empezó a contarles la historia de una religiosa joven que intentaba ayudar a otra anciana y antipática, «un poco neurótica», que en lugar de darle las gracias por llevarla al comedor se quejaba continuamente: «¡No me toques! ¡No me agarres que me caigo! ¡Me haces daño!». Era un ejemplo de caridad heroica en pequeñas cosas: «La vieja se llamaba hermana San Pedro y la joven, Teresa del Niño Jesús».

En varias ocasiones, el Papa nos ha dicho a los periodistas que tiene una gran devoción a Teresa de Lisieux, a la que pide continuamente favores y a quien regala rosas blancas como las que tiene siempre en su estudio de la habitación 201 en Casa Santa Marta. A veces, sucede lo contrario. Alguien le ofrece inesperadamente una rosa blanca, y Francisco sabe que es la señal: «Te lo he concedido».

En cierto modo, sus comentarios sobre Teresa del Niño Jesús en Madagascar eran reflexiones autobiográficas: lo difícil que resulta ayudar a quien no se deja, lo difícil que resulta a veces dejarse ayudar, las posibles tentaciones violentas del demonio al final de la vida, la necesidad de hablar…

El Papa recordaba a las religiosas que «aquella joven, Teresa, en cuanto sentía algo dentro, lo hablaba con la priora, que no la quería… Es cierto, no todas las prioras son el premio Nobel de la simpatía, pero son Jesús».

Era un relato enternecedor, que las religiosas malgaches escuchaban fascinadas: «Ahora Teresa acompaña a un viejo, y quiero dejar testimonio porque me acompaña a cada paso. A veces yo también soy un poco neurótico y la riño como la hermana San Pedro. A veces la escucho, a veces el dolor no me deja escucharla bien… pero es una amiga fiel. Por eso no he querido hablaros de teorías, sino de mi experiencia con una santa. Y deciros lo que es capaz de hacer una santa, y cuál es el camino para ser santas».